Artículo publicado en el blog Ekonomiaren Plaza de El Diario Vasco (17/09/2024)
Este verano, entre el 26 de julio y el 11 de agosto, los amantes del deporte hemos podido disfrutar de los XXXIII Juegos Olímpicos. El programa de los Juegos Olímpicos de París 2024 incluyó 329 pruebas, en 32 deportes, con un total de 48 disciplinas. Estos Juegos Olímpicos han introducido varias novedades que han hecho las delicias del público. Una de estas nuevas disciplinas fue el kayak cross, en el que cuatro atletas competían entre sí en un recorrido con múltiples puertas, al más puro estilo del Grand Prix del verano. La escalada deportiva volvió con un nuevo formato, dividiéndose en pruebas combinadas de boulder y plomo, además de una prueba de velocidad. Por último, el baloncesto 3×3, que ya debutó en Tokio, regresó con unas espectaculares finales en la Plaza de la Concordia. Como suele ser costumbre en eventos de esta magnitud, la calidad de las retransmisiones fue excelente, la competición una maravilla, y los comentarios de los periodistas y deportistas que cubrieron el evento desde RTVE tan educativos, instructivos y divertidos como siempre. Gracias a todos ellos por hacernos disfrutar día y noche durante dos semanas.
Los macroeventos deportivos siempre capturan la atención de todo el planeta, pero hay un aspecto que, en particular, no deja de fascinarme: el medallero. Cada día, los medios de comunicación nos bombardean con actualizaciones sobre el número de medallas que acumula cada delegación, y cómo se reorganiza el ranking global en función de esos logros. En el caso de los Juegos Olímpicos de París 2024, de las 204 delegaciones participantes, 92 lograron hacerse con al menos una medalla.
Como era de esperar, Estados Unidos lideró el medallero con 126 medallas, repartidas en 40 de oro, 44 de plata y 42 de bronce. En segundo lugar quedó China, con 91 medallas (40 oros, 27 platas y 24 bronces), ocupando Gran Bretaña el tercer lugar con 65 preseas (14 oros, 22 platas y 29 bronces). España ocupó la decimoquinta posición, con un total de 18 medallas (5 oros, 4 platas, 9 bronces).
Nota: para facilitar su interpretación, sólo se reflejan los países que obtuvieron 10 medallas o más, del total de 92 países que obtuvieron alguna medalla.
El medallero olímpico, como ocurre con muchos rankings, capta mi atención porque no tiene en cuenta una cuestión clave, la escala. La cantidad de atletas que un país envía a competir influye directamente en sus posibilidades de éxito, y esto es algo que el medallero ignora por completo. Por ejemplo, mientras que Estados Unidos llegó a París con un imponente equipo de 592 deportistas (el país con mayor representación), países como Belice o Somalia sólo contaron con un contendiente (puedes consultar todos los países y sus representantes aquí). Por lo tanto, salvo debacle, resulta razonable pensar que Estados Unidos siempre ocupará una mejor posición que Belice en el medallero. Aunque el medallero resulte atractivo para los titulares de prensa, no ofrece una representación fiel del nivel competitivo de un país, ya que está claramente sesgado por el tamaño de cada delegación.
Para poder caracterizar de manera apropiada el nivel competitivo de un país, se requeriría una medida relativa, que permita la comparación de todos los países, independientemente de su tamaño. La figura siguiente muestra la “productividad” de cada uno de los países participantes en las Olimpiadas de París 2024, midiendo la cantidad de medallas lograda por cada país, en función de la cantidad total de representantes con las que haya acudido a la contienda dicho país (i.e., medallas/atleta). Como se puede ver, al corregir por el efecto de la escala, Santa Lucía (4 atletas y 2 medallas), Kyrgyzstan y Corea del Norte (ambos países con 16 atletas y 6 medallas), Granada (6 atletas, 2 medallas) y Bahréin (13 atletas, 4 medallas) serían los países más competitivos. Desde esta perspectiva, España ocuparía la posición 74 en el ranking (del total de 92 países que obtuvieron medalla), con una productividad de 0.047 medallas por atleta (i.e., 18 medallas por 383 atletas). Otra manera alternativa para estimar esta productividad sería la de calcular la ratio medallas/población en vez de medallas/representantes, ya que el número de representantes de un país también está ligado a su productividad, pues muchas de las pruebas requieren de marcas mínimas y en otras hay competiciones de clasificación pre-olímpicas. Si prefieres esta medida de productividad, puedes encontrar el ranking alternativo de medallas/población aquí.
Nota: sólo se reflejan los 30 países con mayor productividad, del total de 92 países que obtuvieron alguna medalla.
Al relacionar las dos perspectivas, a saber, la del ranking ofrecido por el medallero y la de la productividad, podemos obtener una imagen más fidedigna del nivel competitivo de cada país, como captura la siguiente imagen. En el cuadrante 2 (parte inferior derecha) están enmarcados aquellos países que tienen una escala grande (elevado número de medallas) y una baja tasa de éxito de sus deportistas (bajo número de medallas por atleta). El cuadrante 3 (parte inferior izquierda) representa a aquellos países que tienen una pequeña escala y una baja tasa de éxito (sólo se incluyen los nombres de algunos países debido a la elevada cantidad de países incluidos en este cuadrante). España estaría ubicada en esta cuadrante, junto con potencias como Alemania, Canadá, Países Bajos, Italia, Japón, Australia o Corea del Sur. Por último, el cuadrante 4 (parte superior izquierda) incluiría a aquellos países que tienen una pequeña escala y una alta tasa de éxito, donde quedan reflejados los países que liderarían el ranking de productividad a los que hemos hecho mención con anterioridad.
Estos resultados evidencian que el nivel de renta de un país (medido a través del PIB per cápita) tiene una correlación positiva tanto con el número de atletas que dicho país consigue llevar a las Olimpiadas, como con el número total de medallas obtenidas por los representantes de dicho país. En este sentido, puede observarse como, en comparación con aquellos países que tienen un nivel de PIB per cápita similar al de España, España ofrece un desempeño mucho mejor en el número de atletas que lo que cabría esperar (ver la línea de tendencia). Por su parte, en relación con el número de medallas, España tiene un desempeño equivalente al que cabría esperar, dado su nivel de renta.
Sin embargo, si se relaciona el PIB per cápita con la medida de productividad (medallas/atleta) introducida en este post, se observa que la relación entre ambas variables es negativa. Desde esta perspectiva, España tiene un nivel de desempeño inferior al que cabría esperar, dado su nivel de PIB per cápita.
Esto pone de manifiesto que los recursos de un país no lo son todo a la hora de obtener buenos resultados en una competición internacional (que nos lo digan con Eurovisión), y que la gestión (en este caso deportiva) es la clave de todo éxito deportivo.
¡¡¡Enhorabuena a todos los atletas, y gracias por todo lo que transmitís!!!
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