Artículo publicado en el blog Ekonomiaren Plaza de El Diario Vasco (19/11/2024)
En los últimos años, al ir a trabajar a distintas universidades del mundo, he podido observar que muchas de ellas están apostando por la creación de makerspaces o ‘espacios de creación’. Los makerspaces son lugares donde cualquier persona puede ir, pagar una pequeña cuota (a veces es gratis), y tener acceso a herramientas de fabricación que normalmente serían muy caras, como impresoras 3D, cortadoras láser, simuladores, microcontroladores, instrumentación mecánica y electrónica, etc. y que permiten fabricar casi cualquier cosa que uno pueda imaginar.
Muchos de estos espacios están ubicados en universidades y parques tecnológicos, por lo que son muy populares entre los estudiantes, ya que les permite dar vida a sus ideas. A su vez, los makerspaces también están revolucionando la forma en que los estudiantes aprenden. En muchas escuelas, estos espacios permiten a los estudiantes experimentar con tecnología y ciencia de una manera práctica, despertando el interés por carreras en áreas como la ingeniería, la robótica y la programación.
El concepto de makerspace se originó con el llamado movimiento maker, impulsado a principios de los 2000 por personas interesadas en aprender nuevas habilidades y crear a partir de las mismas. La revista Make, lanzada en 2005, jugó un papel crucial en la difusión de esta filosofía de ‘hazlo tú mismo’, promoviendo la idea de que cualquiera puede convertirse en un creador con las herramientas adecuadas.
Los Makerspaces han experimentado un rápido crecimiento en la última década, permitiendo a empresas como SQuArE (que revolucionó los sistemas de pago con su lector de tarjetas) o PebbleTec (un reloj inteligente que recaudó más de 20 billones de dólares en Kickstarter) producir sus prototipos para lograr su posterior comercialización y escalamiento. ¿Pero verdaderamente impulsan estos espacios el emprendimiento? Y si es así, ¿en quiénes tienen un mayor impacto?
Un estudio reciente de la Universidad de Texas ha evidenciado que los makerspaces sí tienen un impacto directo en la cantidad de personas que se lanzan a emprender. Principalmente, su efectividad se observa en aquellas actividades que están relacionadas con el hardware (i.e., en proyectos que requieren prototipos físicos). Sin embargo, para quienes están interesados en el software o en el desarrollo de actividades no tecnológicas (i.e., modelos de negocio alternativos, circularidad, sostenibilidad), el impacto de los makerspaces es prácticamente nulo.
En relación con el tipo de perfil que atraen los makerspaces, el artículo muestra cómo éstos atraen principalmente a nuevos emprendedores, es decir, a personas que nunca antes habían trabajado en la posibilidad de lanzar un negocio por sí mismas. Uno de los aspectos diferenciales es que estos nuevos emprendedores suelen ser ‘intencionales’, es decir, que ya tenían una idea en mente y decidieron acudir al makerspace con la intención de encontrar las herramientas que les permitieran hacerla realidad. Por último, el estudio señala que los makerspaces son especialmente útiles en los primeros pasos de un negocio, a saber, cuando los emprendedores están creando, testando e iterando sus prototipos con el ‘mercado’. Sin embargo, según los resultados del artículo, cuando se trata de escalar el producto, los makerspaces no parecen ser tan útiles.
El estudio identifica dos formas en las que los makerspaces contribuyen a la actividad emprendedora:
- Provisión de recursos: al tener acceso a herramientas y tecnologías caras a las que los emprendedores pueden tener acceso de manera colectiva, éstos pueden hacer prototipos a un costo mucho menor y mucho más rápido.
- Facilitación social: además del acceso a herramientas de trabajo, los makerspaces son sobre todo espacios de interacción social. Las personas que trabajan en distintos proyectos se encuentran y comparten ideas, lo que fomenta el aprendizaje y la colaboración. Esta interacción es clave para que los emprendedores mejoren sus ideas de manera iterativa.
En resumen, los makerspaces no son solo salas llenas de herramientas, sino potenciales laboratorios de innovación donde las ideas pueden convertirse en realidades tangibles, especialmente en el caso de los prototipos físicos, y aunque no son una solución definitiva para escalar un negocio, sí pueden ser el primer paso hacia algo más grande. Si tienes una idea en mente y quieres hacerla realidad, no dudes en venir a Innogune, desde donde te podremos orientar a los diferentes espacios con los que colaboramos para que puedas desarrollar conjuntamente con una comunidad que comparte tus mismas inquietudes. ¡¡¡Te esperamos!!!
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