Artículo publicado en Invertia de El Español (20/01/2025)
“Las personas con una mentalidad de crecimiento demuestran niveles más altos de pasión y determinación, cruciales para superar desafíos y alcanzar objetivos”. (Acta Psychologica, 2021).
Este hallazgo, fruto de un estudio realizado por Hermundur Sigmundsson y Håvard Dyrstad en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, nos ofrece una poderosa verdad respaldada por la ciencia: nuestra mentalidad define lo que somos capaces de lograr. Pero este descubrimiento también plantea una reflexión importante: no todas las personas aspiran a dejar un legado grandioso ni buscan trascender. Para muchas, la verdadera riqueza está en disfrutar de una vida tranquila, en construir conexiones profundas o en vivir con simplicidad. Y eso también es un éxito.
Sin embargo, para quienes sienten el llamado de construir, transformar y contribuir, los conceptos del Renacimiento de virtù, occasione y fortuna siguen siendo una guía invaluable. Estos principios, introducidos por Maquiavelo, no sólo transformaron su época, sino que también resuenan hoy en el corazón de quienes buscan marcar una diferencia.
Virtù, entendida como la fuerza interna que trasciende, va mucho más allá de la habilidad o el talento innato. Es el compromiso, la valentía y la capacidad de adaptarse que nos permiten moldear nuestro destino. Un ejemplo claro de virtù en acción es Mary Parker Follett, pionera de las relaciones humanas en el management, quien transformó el liderazgo empresarial al introducir conceptos de colaboración y resolución de conflictos que hoy siguen vigentes. Otro caso icónico es el de Florence Nightingale, quien revolucionó la enfermería moderna al combinar pasión, metodología y datos para mejorar la salud pública en los hospitales.
En el lado negativo, Napoleón Bonaparte es un ejemplo de cómo incluso el genio más brillante puede sucumbir a la ambición desmedida. Su desastrosa campaña en Rusia en 1812 demostró que la falta de autocrítica puede destruir incluso a los líderes más exitosos. Otro caso más contemporáneo es el de Elizabeth Holmes, fundadora de Theranos, cuya incapacidad para mantener la transparencia y la ética personal llevó al colapso de su prometedora empresa.
Por otro lado, occasione nos invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer y aprovechar los momentos oportunos. En la historia, Mahatma Gandhi representa un ejemplo excepcional de cómo un momento bien elegido puede transformar un movimiento. Su liderazgo en la lucha por la independencia de la India, basado en la no violencia, se convirtió en una revolución global. Eunice Kennedy Shriver también supo aprovechar una ocasión al fundar los Juegos Olímpicos Especiales, proporcionando una plataforma para personas con discapacidades intelectuales que transformó la percepción de la inclusión en el deporte.
Sin embargo, no todos logran identificar o actuar en esos momentos críticos. Un caso notable es el de Nikola Tesla, cuyo genio innovador transformó el mundo moderno, pero cuya falta de habilidades empresariales lo dejó vulnerable a ser eclipsado por otros, como Thomas Edison, y a perder el control de muchos de sus inventos. Otro ejemplo es el del general George Custer, cuya imprudencia y falta de estrategia en la Batalla de Little Bighorn resultaron en una derrota catastrófica para sus tropas.
Finalmente, fortuna nos recuerda que la vida está llena de incertidumbre y que, aunque no podamos controlarlo todo, sí podemos prepararnos para navegar el azar. Un ejemplo brillante es el de Muhammad Yunus, creador del Grameen Bank y pionero del microcrédito. Yunus transformó una idea aparentemente sencilla en una herramienta poderosa que ha mejorado la vida de millones de personas en comunidades vulnerables. Los Gilbreth, Frank y Lillian, también utilizaron su creatividad y pasión para desarrollar la gestión del tiempo y el movimiento, mejorando tanto la productividad laboral como la calidad de vida de los trabajadores.
Sin embargo, la fortuna también puede ser implacable. Cleopatra, a pesar de su astucia política, no pudo evitar la caída de Egipto ante el poder de Roma, un recordatorio de que incluso los más preparados pueden enfrentar reveses inevitables. En tiempos más recientes, el colapso de Lehman Brothers durante la crisis financiera de 2008 ilustra cómo el exceso de confianza y la mala gestión del riesgo pueden destruir hasta las instituciones más poderosas.
En un mundo donde la tecnología y la inteligencia artificial están reconfigurando nuestras posibilidades, también surgen nuevas formas de acción. La IA generativa, por ejemplo, está democratizando la creatividad y ayudando a las personas a explorar caminos antes impensables. Pero estas herramientas sólo tienen sentido si sabemos qué queremos lograr con ellas, si identificamos nuestras propias occcasione y nos preparamos para manejar las complejidades de la fortuna.
La historia está llena de ejemplos de virtù, occasione y fortuna, tanto inspiradores como de advertencia. Aprender de ellos nos permite entender que el verdadero éxito no está sólo en las victorias externas, sino en vivir con intención, autenticidad y coherencia con nuestros valores. No todos tienen que cambiar el mundo de manera grandiosa. A veces, el mayor impacto se encuentra en los gestos simples, en los actos de compasión cotidiana o en ayudar a una sola persona a transformar su vida. Tanto si aspiras a grandes logros como si buscas una vida sencilla y plena, lo importante es decidir qué tipo de huella quieres dejar.
Entonces, la pregunta no es sólo qué harás para transformar tu destino, sino cómo vivirás en armonía con tus sueños y oportunidades. Como en el Renacimiento, la grandeza no se mide por el tamaño del legado, sino por la intención y la pasión que ponemos en cada paso.
*** Paco Bree es director de programas de innovación de Deusto Business School y director general de Inndux.
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