22/09/25 – El Correo (Ed. Bizkaia)

Una dimensión clave del liderazgo político está relacionada con la capacidad de leer e interpretar a la sociedad a la que sirve. En la presentación de la orientación política del Gobierno vasco, el lehendakari ofreció un discurso muy pegado a la realidad con una visión muy poco partidista, dando esperanzas de refugio a los distintos y contradictorios intereses que conviven en nuestra comunidad, con mención especial a los más vulnerables. Me quedo con tres hilos.
Los tiempos oscuros, que fueron asociados a la recentralización que podría provocar un cambio de gobierno en España. En general, en el debate público vasco los tiempos oscuros se asocian a la llegada al poder de la ultraderecha. Pero si se quiere mejorar la sintonía con la ciudadanía y su actual estado de ánimo y sus miedos más compartidos, será necesario ampliar los ingredientes que construyen esos tiempos oscuros para acertar en los refugios que desde el Gobierno vasco se pueden desarrollar. La mayoría de la ciudadanía, especialmente los menores de 40 años, tienen más miedo a la oscuridad que puede provocar una nueva pandemia, un inédito evento climatológico extremo, una guerra mundial, los efectos económicos de la siniestra lotería diaria de Donald Trump, la repetición del gran apagón o a que los precios de su cesta de la compra se desboquen. Y lo que es peor, la mayoría de la ciudadanía ve probable que ocurran todos estos shocks a corto plazo. La inseguridad en todas sus dimensiones.
La paradoja de la insatisfacción que domina el clima social vasco marcado por la inseguridad. El lehendakari colocó el bienestar emocional en el centro de su discurso para sorpresa de muchos. Retomaba la paradoja de la insatisfacción que ya caracterizaba a la ciudadanía vasca antes de empezar su mandato. Casi el 70% de la ciudadanía vasca cree que en Euskadi se sigue viviendo muy bien y que nos quejamos mucho porque hemos dejado de valorar lo que tenemos. Simultáneamente, la mayoría siente que ha perdido poder adquisitivo en los últimos años y ve con pesimismo el futuro que le espera a los jóvenes en nuestro territorio. El mar de fondo de quejas no se ha suavizado en el momento en que los indicadores económicos y el nivel de desempleo reproducen sus mejores galas. La pregunta es: ¿Y qué pasará cuando el contexto económico sea desfavorable? Pradales dejó claro que una de sus dos mayores insatisfacciones está relacionada con la reducción de la desigualdad, donde debían hacer más esfuerzos porque no iban suficientemente rápidos.
La reducción de la desigualdad como una seña de identidad de nuestra comunidad. Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, uno de cada cinco vascos no tiene capacidad para hacer frente a un pago imprevisto de 800 euros. El crecimiento económico extraordinario de los dos últimos años no está impactando en las clases más desfavorecidas. Un pueblo no será justo si hay brechas entre sus ciudadanos, en palabras de Imanol Pradales, que también reconocía que la responsabilidad de su Gobierno es muy grande ya que sus decisiones afectan directamente a la vida de los ciudadanos. El Ejecutivo vasco propone un nuevo contrato social que sería un nuevo refugio para el cada vez más numeroso grupo de personas que se sienten inseguras y que, a poco que las circunstancias económicas empeoren, si no están bien construidos esos nuevos refugios, buscarán fuera del sistema ayuda oscura como está pasando en democracias de todo el mundo.
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