El uso de tecnologías como los algoritmos plantean dilemas éticos y nuevos desafíos sociales. La filósofa y catedrática de Ética de la Universidad de Valencia Adela Cortina defiende la necesidad de crear un “marco de confianza”, desde la ética, para que el proceso de digitalización y la inteligencia artificial sean “justos e inclusivos”.
Adela Cortina participó en una jornada sobre Empresa y derechos humanos en entornos digitales organizada el pasado 9 de mayo por el Centro de Ética Aplicada (CEA) de la Universidad de Deusto en colaboración con Deusto Business Alumni.
También tomaron parte en la jornada José Mª Guibert, rector de la Universidad de Deusto; Ignacio Lekunberri, director general de Mutualia; Cristina Santamarina, Fundadora The Neon Project; Eloy Velasco, juez de la Audiencia Nacional; Pedro M. Sasia, responsable de Transferencia del CEA y Javier Arellano, director del centro.
José Mª Guibert abrió el evento con algunos de grandes interrogantes del proceso de transformación digital. “¿El proceso tecnológico es neutro o es ideológico?, ¿la tecnología ayuda al proceso social?, ¿es instrumental o modifica al ser humano?, ¿nos hace falta una nueva ética o con la actual es suficiente?, cuestionó.
En este sentido, la catedrática de la Universidad de Valencia y doctora ‘honoris causa’ por la Universidad de Deusto, Adela Cortina, defendió que la ética debe orientar el uso de la tecnología. “Hay que crear un marco de confianza para los procesos de digitalización y tiene que venir diseñado por la ética, una ética de la sociedad civil en la que hay unos marcos que hemos reconocido”, añadió.
Transparencia en los algoritmos
Adela Cortina destacó que las nuevas tecnologías son “muy valiosas” pero deben aplicarse de manera “transparente”. “La tecnología debe buscar el bien, crear un mundo inclusivo, no perjudicar a nadie, permitir la autonomía y la justicia”.
Recalcó que, además, la tecnología “debe ser explicada” a las personas que les afectan, para evitar que se tomen decisiones sobre algoritmos “opacos” y con “sesgos”.
La filósofa destacó la necesidad de formar a la población para romper la brecha digital y reclamó una renta básica para las personas que queden descolgadas en el proceso de digitalización.
“Las empresas necesitan formación y recursos”
Por su parte, el director general de Mutualia, Ignacio Lekunberri, explicó que, para aplicar los derechos humanos en los entornos digitales, las organizaciones necesitan recursos, procedimientos y formación.
Indicó que las empresas no siempre son “conscientes de todos los riesgos” que existen, porque “cada día salen nuevos”, de manera que, en ocasiones, se dan cuenta de que están cometiendo un delito cuando ven que otra ha sido condenada por algo que están haciendo.
“Los tecnólogos deben aportar su granito de ética”
Cristina Santamarina, fundadora de la consultoría de innovación y procesos The Neon Project, corroboró las palabras de Lekunberri al explicar diferentes dilemas éticos a los que se ha enfrentado en su trayectoria profesional.
“¿Una interfaz conversacional debe ser honesta o hacerse pasar por una persona?, ¿es ético?, ¿hasta dónde debemos automatizar un proceso?, ¿automatizamos sólo la entrada de datos o también qué contratos no pagados se escalan a una instancia judicial?”, planteó.
Santamarina consideró que los profesionales del ámbito tecnológico tienen “la responsabilidad de aportar su granito de ética” y, cuando sea necesario, “poner un poco más de su parte ” para que las peticiones que reciben cumplan criterios éticos en su aplicación.
“Implantar la ética en la empresa reduce el riesgos de litigiosidad”
El juez de la Audiencia Nacional y experto en ciberdelitos Eloy Velasco destacó diferentes casos en los que la Justicia utiliza las nuevas tecnologías en sus investigaciones, como el uso de identidades falsas en redes sociales o el acceso a ordenadores en remoto.
El juez comparó la revolución tecnológica con otros momentos pioneros como el Descubrimiento de América, en el que hubo emprendedores que actuaron de manera ética y otros no. Y concluyó que implantar la ética en las empresas es rentable porque, entre otras cuestiones, “les prepara para una mejor integración en el mercado global, incrementa la valoración positiva de los consumidores, socios e inversores y reduce el riesgo de litigiosidad”.
“Que la tecnología sea inevitable no significa que sea ingobernable”
El responsable de Transferencia del Centro de Ética Aplicada, Peru Sasia, recalcó que el desarrollo tecnológico avanza en direcciones que “no son automáticas” ni “inocentes”. “Que la tecnología sea inevitable, lo cual es discutible, no quiere decir que sea ingobernable”, apostilló.
Sasia explicó que la tecnología ha traído novedades a la ética empresarial por la “reconfiguración” de los agentes, la concentración empresarial y las evoluciones inesperadas de las propias tecnologías. “Internet es ahora sobre todo una herramienta de registro y sus mayores problemas de naturaleza moral tienen que ver con que es capaz de registrarlo todo”, destacó.
El profesor apostó por formar a los tecnólogos desde la perspectiva ética y por incorporar una sensibilidad ética en la cultura de las empresas “para luchar contra la normalización del uso irreflexivo de las tecnologías”.
“Es necesario decidir hacia dónde queremos ir»
El director del Centro de Ética Aplicada, Javier Arellano, constató que la tecnología es fruto de voluntades y de la creatividad humana y, por lo tanto, “puede tomar muchas direcciones”. “El decidir hacia dónde queremos ir también es responsabilidad de los ciudadanos”, agregó.
Javier Arellano subrayó que existe la posibilidad de, no sólo evitar los abusos, si no “reabrir nuevos horizontes” desde el propio uso que las empresas, las universidades y la ciudadanía hacen de la tecnología para que “no sea sólo lo que algunos decidan”.
En este sentido, destacó el esfuerzo realizado con la Declaración de la Universidad de Deusto sobre derechos humanos en entornos digitales presentada el pasado 26 de noviembre e hizo un llamamiento a seguir trabajando conjuntamente desde los ámbitos educativos, sociales y empresariales para “generar una humanidad mejor” también a través de las nuevas tecnologías.