Javier Arellano, director del Centro de Ética Aplicada, considera que en el escenario posterior al Covid-19 «nos va a hacer falta una nueva cartografía para vivir en el mundo resultante». «Nuevas formas de pensar y fijar las metas colectivas que queremos alcanzar y nuevas formas de discernir los caminos que nos llevarán a ellas», señala en un artículo publicado en ‘El Correo’.
El director del centro destaca que la pandemia «nos ha hecho presente, de manera dramática, el significado de la vulnerabilidad y la interdependencia» .
Constata que la respuesta de los gobiernos de los países afectados suponen «una intervención pública y un compromiso de gasto sin precedentes» . «El Estado, como garante del bienestar público, sale inicialmente fortalecido tras décadas de erosión», añade.
«El movimiento ha sido ampliamente apoyado, pero seríamos ingenuos si pensáramos que el consenso va a continuar en los próximos meses y años. El miedo y la necesidad se relajarán, mientras que los intereses de grupo seguirán activos. No será suficiente el liderazgo de los gobiernos, necesitaremos mayorías sociales que sostengan en el tiempo la solidaridad institucionalizada», advierte.