Más de cuatro siglos después de la muerte de William Shakespeare (falleció el 23 de abril de 1616), la temática de algunas de sus obras –poder, corrupción y ética- hace que éstas sean atemporales en su relevancia para las cuestiones sociales, incluidas las que surgen de crisis como la pandemia del COVID-19. De hecho, varias de sus obras profundizan en la corrupción, el abuso de poder y la falta de ética en la gestión de los asuntos públicos. Me referiré a cuatro de las obras del gran dramaturgo, el Bardo de Avon.

En ‘Hamlet’, la corrupción y el poder juegan un papel central. El personaje de Claudio, quien usurpa el trono asesinando a su hermano el rey Hamlet, encarna la corrupción y el uso poco ético del poder. Sus acciones no sólo afectan al panorama político, sino que también tienen consecuencias personales y sociales que conducen a la tragedia. Tres aspectos merecen ser subrayados. Por un lado, está el abuso de poder por parte de quienes ocupan posiciones de autoridad. Claudio, el rey recién coronado, encarna esta corrupción cuando asciende al trono mediante el engaño y el asesinato. Su ansia de poder lo lleva a cometer regicidio, lo cual desencadena una serie de acontecimientos que desestabilizan el reino. En la vida pública contemporánea, se pueden establecer paralelismos con líderes que priorizan sus ambiciones personales sobre los principios éticos, lo que conduce a abusos de poder y erosión de la confianza en las instituciones. Por otro lado, están los dilemas morales. El propio Hamlet lucha con las implicaciones éticas de vengar el asesinato de su padre, luchando con el peso de su conciencia y las consecuencias de sus acciones. De manera similar, otros personajes enfrentan dilemas morales mientras navegan por la corte corrupta de Elsinore. Estos dilemas reflejan los desafíos éticos presentes en la vida pública contemporánea, donde los individuos deben navegar por un terreno moral complejo mientras luchan con ambiciones personales y presiones externas. Y, finalmente, tenemos el engaño y la manipulación. Claudio emplea tácticas maquiavélicas para consolidar su gobierno, mientras Hamlet finge estar loco para descubrir la verdad detrás de la muerte de su padre. Esta atmósfera generalizada de engaño subraya la naturaleza corrupta de la corte y sirve como advertencia sobre los peligros de la ambición desenfrenada. En la vida pública contemporánea, la prevalencia de la desinformación, los giros políticos y las agendas encubiertas subrayan la relevancia de los temas del engaño y la manipulación en Hamlet.


‘Macbeth’ es otra obra que explora las consecuencias de la corrupción y el ansia de poder. La ambición de Macbeth lo lleva a cometer regicidio y a participar en nuevos actos de tiranía para mantener el poder. Es más, podemos leer esta obra a través de la lente de la integridad pública y los desafíos que acompañan al liderazgo, y establecer paralelismos entre la dinámica política de la obra y los entornos públicos contemporáneos donde restaurar la integridad pública es una preocupación constante. Macbeth aborda las complejidades de gestionar lo público hacia arriba y hacia los lados, frente a un liderazgo corrupto, así como los desafíos de discernir en quién, entre los colegas, se puede confiar. Shakespeare suscita una reflexión sobre si la corrupción es obra exclusiva del gobernante o si involucra cómplices. La obra también analiza el desarrollo del carácter de Macbeth y las motivaciones detrás de sus acciones, cuestionando la legitimidad de su reclamo de poder y la lealtad de quienes lo rodean. En última instancia, esta obra plantea cuestiones importantes sobre la confianza, la lealtad y la búsqueda de la integridad pública frente a la ambigüedad moral y la agitación política.


Otra obra en la que poder, corrupción y ética son temas centrales es ‘El Rey Lear’. La mala gestión del poder y la incapacidad para discernir la verdad de los halagos, por parte del personaje principal, conducen al caos y a la tragedia. Esta obra destaca los peligros de un gobierno poco ético y el impacto que éste tiene tanto en los gobernantes como en sus súbditos.


Pero si hay una obra que aborda directamente los temas de corrupción y justicia, ésta es ‘Medida por medida’. La obra comienza con el duque de Viena, cuya imagen pública es la de un gobernante blando e indulgente, renunciando a sus obligaciones públicas durante un tiempo, y nombrando a Ángelo, un noble moralmente recto, como encargado de restablecer el orden. En realidad, el duque se disfraza de fraile y se dispone a observar las actuaciones de Ángelo. Pronto se demostrará cómo Ángelo, el gobernante adjunto, abusa de su poder, incurriendo en hipocresía y corrupción moral. En efecto, cuando Claudio, un joven noble, es detenido por un delito de fornicación, Ángelo le impone la pena de muerte siguiendo una ley antigua de la ciudad. Isabel, novicia y hermana de Claudio, le suplica que perdone la vida de su hermano, cosa que Ángelo promete hacer a condición de que ella satisfaga sus deseos sexuales. La obra explora la tensión ente el estado de derecho y la responsabilidad ética de quienes ocupan puestos de autoridad.


Resumiendo, las obras de Shakespeare brindan información valiosa sobre la relación ente poder, corrupción y ética, lo que las hace muy relevantes para analizar y comprender los casos de corrupción que tanto ocupan a los medios de comunicación de nuestro país en estos tiempos. Nos hacen reflexionar sobre la necesidad de leyes de transparencia que contemplen múltiples mecanismos de rendición de cuentas, y sobre la necesaria dedicación continua a los ideales de servicio público para contrarrestar las debilidades inherentes tanto de los individuos como de las instituciones.

Afortunadamente, y para acabar en un tono más positivo, Shakespeare pertenece a la eternidad (profecía de uno de sus grandes contemporáneos, Ben Jonson) no sólo por esta temática que relaciona el poder con comportamientos corruptos. Obras como ‘Romeo y Julieta’, ‘Una noche de verano’ o ‘Mucho ruido y pocas nueces’ profundizan en otros temas atemporales como el amor (también sus trampas), los vínculos familiares y las amistades. Todos estos temas, junto con otros como las cuestiones de identidad (también de género) y autodescubrimiento, el destino y el libre albedrío, la naturaleza y lo sobrenatural, o los celos y el perdón, contribuyen a la atemporalidad del gran escritor de la experiencia humana.


Por Mª Luz Suárez