En la última semana se ha incrementado el peso de la temática territorial en el discurso de los principales partidos vascos. Los partidos, a veces, construyen su agenda con material ajeno a las principales preocupaciones de los ciudadanos de presente y de futuro. En el último Sociómetro sobre el futuro de Euskadi no aparece la necesidad de un nuevo estatus entre los 10 principales retos que se enfrentan en los próximos 10 años. Tan solo es un reto prioritario de futuro para el 4% de la ciudadanía. Si no preocupa como reto de futuro, todavía preocupa menos como reto de presente. El buen clima político que se respira en Euskadi está relacionado entre otras cosas con el apagón del debate territorial de los últimos años, que no ha generado preocupaciones ni problemas a la ciudadanía. En el último Deustobarómetro de este invierno figuraba en el puesto 22 de las principales preocupaciones ciudadanas. Y a las generaciones jóvenes les importa aún menos, concretamente la mitad.

Más allá del poco interés ciudadano por el debate territorial, que es transversal y mayoritario en los votantes de todos los partidos, puede ser interesante conocer cuáles son las posiciones de los votantes de cada uno de los principales partidos en ese debate. A la mayoría de los que votaron al PNV (57%) y a Elkarrekin Podemos (57%) en las últimas elecciones vascas les gustaría que Euskadi tuviera más autonomía que en la actualidad sin llegar a la independencia. A la mayoría de los votantes del PSE (56%) y del PP (64%) les gustaría que conservara la misma autonomía que tiene en la actualidad. La opción mayoritaria de los votantes de EH Bildu (59%) es la independencia. Y lo mejor para los votantes de Vox (66%) sería la reducción o la supresión del autogobierno autonómico.

Si bien esas son las posiciones mayoritarias dentro de los votantes de cada uno de los partidos, cada vez es mayor la heterogeneidad de posiciones que conviven en sus respectivos electorados. Así, hay un tercio de votantes de EH Bildu que prefiere una reforma territorial que no llegue a la independencia, un 40% de votantes del PSE que querría incrementar el poder autonómico y un 28% de votantes del PNV que se siente cómodo con el actual ‘statu quo’. Esa heterogeneidad explica el cuidado con el que los tres principales partidos intentan cubrir todas las posiciones que representan todos sus votantes y su convergencia hacia la centralidad del votante mediano en la dimensión territorial en Euskadi que se sitúa en el incremento de la autonomía sin aspiraciones soberanistas.

La sociedad vasca no se contagió en ningún momento de la última década de ‘procés’ catalán. Y los dos principales partidos nacionalistas vascos han ido acercándose en sus posicionamientos principalmente por la progresiva institucionalización de EH Bildu y su transformación en un partido ‘atrapalotodo’ con vocación de ganar las elecciones. Lo peor del solapamiento virtual de las elecciones vascas y catalanas esta primavera será el incremento de la contaminación mediática estatal, que ya aplasta la agenda pública vasca, con un tema y un territorio, el catalán, de los que la ciudadanía vasca ha desconectado.

Artículo publicado en El Correo (18/03/2024)

Por Braulio Gómez