El primer problema de la ciudadanía vasca está relacionado con el coste de la vida cotidiana y el precio de los productos básicos (45%, según el último Deustobarómetro). La segunda preocupación, casi tan intensa como la primera, es la atención sanitaria que recibe en Osakidetza (42%). La tercera, muy lejos de las dos primeras, es la seguridad ciudadana (20%). Detrás, siguen entre otras, la vivienda (15%), la baja natalidad y el envejecimiento de Euskadi (13%), los problemas relacionados con el cambio climático (12%), las malas condiciones laborales (11%), las pensiones (10%), la corrupción y el fraude (10%), la inmigración (9%), el paro (8%), las desigualdades sociales (7%), la educación (7%), la crisis de valores (5%), los problemas de nuestra juventud (4%)… Hasta el puesto 22 no aparecen los problemas relacionados con el encaje de Euskadi en el Estado español (2%).

Cuando se les pregunta en Euskadi a esos mismos ciudadanos desinteresados y desconectados del debate territorial sobre cuál sería su organización del Estado favorita, la opción más numerosa es seguir como hasta ahora (36%), le siguen los que quieren más autonomía sin llegar al derecho a la autodeterminación (33,5%), un 13% defiende aspirar a un Estado independiente y un 5% prefiere menos autonomía que en la actualidad. Un 12% no contesta.

En Euskadi se formó una Ponencia de Autogobierno en marzo de 2017 que no ha llegado a ninguna parte y ningún ciudadano ha pedido cuentas porque no esperaba nada de ella ya que nunca figuró entre sus prioridades en los últimos años. Igual hubiera sido más fácil vender a la ciudadanía vasca la oportunidad que representa la debilidad del Gobierno de Pedro Sánchez para abordar el debate territorial en el peor contexto político posible si en los últimos años hubiera existido un mandato del Parlamento vasco en este sentido. Pero los dos socios de coalición del Gobierno vasco siguen pactando sus desacuerdos en esta materia y los dos partidos nacionalistas vascos no reman ni en la misma dirección ni en el mismo barco.

Las principales competencias que tiene el Gobierno autonómico vasco están relacionadas con algunos de los principales problemas que tiene la ciudadanía vasca, entre ellos Osakidetza. En este curso se celebrarán las primeras elecciones vascas competitivas desde la desaparición de ETA y para el futuro de Euskadi sería conveniente que se empezaran a visibilizar los diferentes modelos que ofrecen los principales partidos para resolver los problemas presentes y futuros de la ciudadanía vasca. Los próximos meses más que buscar grandes acuerdos de última hora, los principales partidos tienen la obligación y la responsabilidad de llenar la agenda vasca con explicaciones pedagógicas de los distintos modelos de futuro que nos pueden ofrecer para gestionar la atención sanitaria, la seguridad, la transición energética, la educación, el empleo, la crisis de natalidad y el envejecimiento de la sociedad o la fiscalidad.

Braulio Gómez

Publicado en El Correo (05/09/2023)