En este artículo analizaremos la banca ética, resaltando su especificidad como instrumento financiero surgido de la sociedad civil en respuesta a algunas insuficiencias del sistema económico vigente, trascendiendo su propia condición para convertirse en una herramienta de cambio político.
El contraste posterior de sus planteamientos con la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) subrayará, entre otras cosas, una dimensión subyacente al proyecto particularmente importante: la necesidad de cambiar los valores imperantes culturalmente.