El Gobierno vasco se jubila antes de rendir cuentas en las urnas. La década prodigiosa de la paz en la que se terminó de digerir un pasado convulso y se gestionaron varios presentes urgentes que no se esperaban como la pandemia, la guerra en Ucrania y la alta inflación llega a su fin. Ni el lehendakari, del PNV, ni la vicelehendakari, del PSE, serán los candidatos de sus partidos en las próximas elecciones. Ninguno de los dos partidos del Gobierno de coalición presentará como candidato a alguien con responsabilidad en sus gobiernos. El principal partido de la oposición tampoco colocará en su cartel a un candidato relacionado con el pasado más profundo. Esta situación provocará que las urnas de las próximas elecciones vascas no tengan espejos retrovisores ni mochilas y abre una oportunidad única para que se pueda por fin hablar de futuro en Euskadi y conectar a la ciudadanía con unos procesos que van a cambiar su vida en la próxima década. El más importante, por urgente, es el cambio climático y sus implicaciones medioambientales, sociales y económicas.
Cuando preguntas a la ciudadanía por el futuro, sus deseos apuntan también a lo sostenible, a lo verde o al kilométro cero, como se refleja en los estudios Habitantes del Futuro de BBKuna. Y también reconocen su desconocimiento sobre cómo encaja ese deseo de conservar el planeta con la competitividad y el desarrollo económico. La mayoría no tiene ni idea sobre cuáles son esos empleos verdes que se generarán en el futuro, ni lo que hay que estudiar o qué formación te puede permitir adaptarte a uno de ellos. La mayoría no tiene información sobre las ventajas que le pueden reportar el desarrollo de las energías renovables.
El informe de competitividad de Orkestra de este año, protagonizado por la transición hacia una competitividad medioambientalmente sostenible, coloca también a la ciudadanía en el centro. Una de sus seis recomendaciones para impulsar la competitividad territorial y empresarial en torno a la sostenibilidad medioambiental en el País Vasco pasaría por reforzar el papel central de la ciudadanía vasca en el proceso de transición sostenible. Por un lado, se necesitaría mayor conocimiento y empoderamiento que permita a la ciudadanía tomar decisiones informadas. Por otro lado, se trataría no sólo de incrementar la informa
ción disponible y la educación, sino también de diseñar y desplegar mecanismos que permitan compensar y proteger a los segmentos más vulnerables de la sociedad.
Es aquí donde necesitamos a los partidos políticos y a sus nuevos candidatos y candidatas del futuro. Por un lado, necesitamos que aprovechen los altavoces que les van a poner en su campaña electoral permanente para construir una agenda pública vasca en la que se reduzca la asimetría de información sobre el impacto futuro de las transiciones digital, medioambiental y social en la ciudadanía. Y, por otro lado, necesitamos que nos cuenten su modelo de futuro y cómo van a compensar y proteger a los que pueden perder en estas transiciones.
Artículo publicado en El Correo – edición impresa (27/11/2023)
Por Braulio Gómez