Aragón: El laboratorio ideal para observar el poder dividido

Escrito por Julio Embid @julioembid

El mayor enemigo de los aragoneses son los aragoneses”. Francisco de Goya, pintor aragonés

Aragón es la cuarta comunidad autónoma con mayor extensión. Su tamaño es ligeramente superior al de los Países Bajos pero, puesto que somos cuatro gatos (1,3 millones), su densidad de población es de tan sólo 28 habitantes/km2 (en España son 93 habitantes/km2) y esto gracias a Zaragoza, la capital. Algunas comarcas de Teruel, como el Maestrazgo (3,1 habitantes/km2) o la Sierra de Albarracín (3,5 habitantes/km2), tienen una densidad de población similar a la de Mauritania (3,2) o a la del Oblast de Irkutsk (3,3) en Siberia Oriental. Sin embargo, para los politólogos es un territorio muy divertido. Su mapa político siempre ha estado fragmentado en 4-5 partidos y la multiplicidad de instituciones hace que nunca nadie sepa quién manda realmente o a quién le corresponde hacer determinada obra o determinada competencia. Desde las entidades locales menores y lugares, pasamos a los 731 excelentísimos ayuntamientos, los 32+1 consejos comarcales, sus tres diputaciones provinciales y su Diputación General de Aragón (DGA).

Solo cuatro ciudades tienen más de 20.000 habitantes y en una de ellas, Zaragoza, vive más de la mitad de la población regional. Mientras que en la DGA gobiernan PP y PAR, en el Ayuntamiento de Zaragoza gobiernan PSOE, CHA e IU. Por tanto, todos gobiernan y todos están en la oposición.

Desde la reinstauración de la democracia y la recuperación de las Cortes de Aragón y el autogobierno autonómico en 1983, llevamos ocho legislaturas en el Palacio de la Aljafería sin mayoría absoluta de ningún partido en solitario. No es probable que en las próximas elecciones pudiera llegar la primera. Tres son los partidos que han presidido la DGA: PSOE (4.5 legislaturas), PP (2 legislaturas) y PAR (1.5 legislaturas) y en todas ellas siempre el Partido Aragonés, PAR (regionalistas centro-derecha), ha estado en el gobierno, con la excepción del período entre 1993 y 1995, cuando los socialistas de Pepe Marco gobernaron con el apoyo de sus diputados, los de Izquierda Unida y un tránsfuga del PP llamado Emilio Gomariz. Así pues, el PAR, y su presidente desde el año 2000 José Ángel Biel, han servido como bisagra natural entre el Partido Socialista y el Partido Popular durante muchos años, gobernando con unos y con otros, mediante acuerdos postelectorales en los que se decidía no sólo el gobierno regional sino también las diputaciones provinciales, los ayuntamientos y los consejos comarcales.

Tras cada elección empieza el intercambio de cromos e instituciones entre los cinco partidos y, gracias a ellos, hemos visto alcaldes pertenecientes a la tercera fuerza política más votada, acuerdos en multipropiedad (dos años uno, dos años otro) e incluso gobiernos tetrapartitos. Eso no quiere decir que el sistema sea ingobernable; simplemente, unas instituciones ejercen de contrapesos con las otras. En esta legislatura (2011-2015) el bloque conservador formado por PP y PAR gobierna la DGA, las diputaciones de Zaragoza, Huesca, y Teruel, además de las ciudades de Teruel, Calatayud y Alcañiz. Por su parte, el bloque progresista formado por PSOE, CHA e IU gobiernan en la ciudad de Zaragoza, la diputación de Huesca, en Ejea de los Caballeros, Utebo y Barbastro. Y como cinco partidos parecían poco, se ve inevitable la llegada de un sexto partido, UPyD, a las instituciones.

Entonces, ¿podemos predecir qué pasará en 2015? Sí, que en invierno habrá nieve y el resto del año cierzo. ¿Quién gobernará? Pues el que tenga más cintura post-electoral, que no tiene por qué ser el que gane las elecciones.

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