Ane Bores | Gabinete de Prensa de la Universidad de Deusto
Unas semanas después de que los estudiantes del madrileño Colegio Elías Ahuja abriesen los informativos de todo el país por proferir insultos y gritos machistas a las estudiantes del vecino colegio mayor Santa Mónica, el debate sobre esas impactantes escenas sigue muy vivo en los medios de comunicación y redes sociales, poniendo a las residencias universitarias y a los colegios mayores en un continuo ojo del huracán.
En torno a esta polémica, han sido varias las llamadas que Fernando Asenjo, director del Colegio Mayor Deusto, ha atendido para los medios, preocupados por el efecto que este suceso pueda tener en el presente y futuro de los estudiantes que conviven en el centro educativo.
Él lo tiene claro. Es necesario cortar comportamientos y ayudar a los chavales a reconducir su camino. En este sentido, el periódico Deia afirmaba hace unos días que “El Colegio Mayor de Deusto impartirá charlas para evitar novatadas machistas”, algo que Fernando Asenjo se ve obligado a matizar: “No vamos a hacer algo nuevo, sino más bien vamos a aprovechar las tutorías de acompañamiento y distintas dinámicas que venimos haciendo a lo largo del curso para reflexionar sobre este tema, saber qué piensan, cómo lo ven o si creen si esto podría suceder aquí”.
De hecho, este pasado septiembre, el Colegio Mayor organizó durante 3 días unas jornadas de acogida que no solo buscaban dar la bienvenida a los 153 nuevos colegiales de 1º curso, sino que les permitiese conocerse y crear vínculos en poco tiempo, dotándoles de confianza y seguridad. A través de dinámicas de conocimiento tipo “First Dates”, teatro y actuaciones musicales al estilo “Got Talent” y un rally fotográfico para conocer la ciudad de Bilbao, lograron en cuestión de horas que los colegiales hicieran una verdadera piña, sintiéndose respaldados y cohesionados como grupo antes de la llegada de los estudiantes más veteranos.
Asimismo, el Colegio Mayor busca dar fuerza a la parte más extra-académica a través de las comisiones de fe, cultura, solidaridad, deporte y medio ambiente, que se dinamizan de manera interna y a través de las actividades de Deusto Campus, y apuesta también por las formaciones en entorno seguro para crear y fomentar espacios, actividades y relaciones seguras, generando una cultura del buen trato y el cuidado.
Fernando Asenjo asegura que en el Colegio Mayor no se han dado situaciones tan graves como las de Ahuja, quizás porque al ser de los primeros colegios mixtos del país la educación en la tolerancia ha venido de serie: “La convivencia entre chicos y chicas ayuda mucho a ese respeto mutuo. Las chicas marcan mucho la pauta y arrastran a los chicos en su proceso madurativo, algo que resulta muy positivo”.
No obstante, aunque se les admite a través de entrevista personal, siempre puede aparecer alguna persona que cause problemas de convivencia. En esos casos, reconoce que abogan por cortar de raíz esos comportamientos e intentar ayudar al estudiante a reconducirse, mientras aún se esté a tiempo.
Blanca López Asenjo says
Desde aquí me gustaría hacer una semblanza de los colegios mayores 45 años atrás.
Yo fui alumna del C.M Sta Mónica desde 1975-1980. Dirigido por Madres Agustinas, religiosas que atendían esmeradamente los problemas y preocupaciones, de cualquier ĺndole, que pudieran afectar a las colegialas.
Al lado se encontraban, entre otros, dos Colegios de Agustinos, Elías Ahuja y el Méndel, con los que teníamos una excelente relación, potenciada por el hecho de que algunas colegialas del Mónica tenían hermanos en estos colegios masculinos. Eran frecuentes las visitas a cualquiera de las tres cafeterías para charlar amigablemente. En los finales de curso, cada colegio celebraba su propia fiesta, a las que éramos invitadas por los propios alumnos y viceversa.
No existían las novatadas, al menos, en el Mónica y los días transcurrían serena y felizmente. Al regreso de la Universidad, y después de una animada comida en el comedor, se alternaban los tiempos de estudio, a veces, en la magnífica biblioteca- sala de estudio, y los ratos de ocio.
Disfrutábamos de las instalaciones deportivas, pistas de tenis, piscina en verano. Eran frecuentes las actividades culturales en el Colegio: proyección de películas, actuaciones de teatro o musicales, conferencias, talleres de gimnasia, baile o teatro.
También, por propia iniciativa de alumnas, se creó algún grupo de apoyo y ayuda a familias chabolistas, asentadas en el descampado cercano.
Auténtico respeto y educación eran la base de aquella feliz convivencia. Estábamos agradecidas a todo lo bueno que nuestro entorno nos brindaba y facilitaba.
En mis cinco años de colegiala, no recuerdo ningún altercado o comportamiento disruptivo serio, dentro o fuera del colegio.
La única «gamberrada» asumida sucedía la Noche de Sn Juan. Las hogueras ardían a lo largo de la calle, avivadas por los alumnos de los colegios vecinos. Era costumbre por parte de los chavalotes, al final del jolgorio, saltar las vallas del Mónica y darse un buen remojón en la piscina. Por supuesto, esto estaba totalmente prohibido, so pena de expulsión, para las alumnas del Mónica, que debían mantener las cortinas de las habitaciones cerradas. A la mañana del siguiente día aparecían flotando en la piscina zapatos y otras prendas
Creo que no exagero si confieso que los años más felices de mi vida fueron los de mi etapa de residencia en el Colegio y la Universidad. Mi gratitud a mis compañeras, a las Madres Agustinas y al personal que atendía a las necesidades del centro, portería y cafetería.
Me estremezco al pensar en lo que se ha convertido la relación entre estos jóvenes colegiales. Insultos y vejaciones forman parte de esa convivencia.
Se me ocurre pensar en el Hombre-Masa que definía Ortega y Gasset. «El hombre previamente vaciado de su propia historia y dócil a todas las modas. El conformista al que la vida le parece fácil, que se siente en control de la realidad que le rodea y no se somete o siente sometido a nada ni a nadie».
No quiero ser pesimista y espero que recapacitemos sobre los errores cometidos por todos.
Y para finalizar, mi enhorabuena al Director del Colegio Mayor de Deusto, Fernando Asenjo, por su orientación del Colegio y esas directrices que marcan la deseada buena convivencia del Centro.