Desde el pasado lunes, 14 de noviembre, todo aquel que pasee por el campus de San Sebastián de la Universidad de Deusto podrá conocer a «Doce». De un tono azul llamativo y salpicado por pequeñas motas de colores, se trata de un banco eco-friendly, hecho con tapones de botellas de plástico reciclados, que han sido recogidos por estudiantes del grupo de voluntariado medioambiental de la universidad.
«Doce, el banco sostenible» es sin duda un símbolo de lo que se puede llegar hacer con un reciclaje adecuado, transformando los residuos en objetos útiles. Desarrollado gracias al trabajo colaborativo de los estudiantes con la startup EKOMODO, que forma parte del vivero de empresas Innogune, y del equipo de Deusto Emprende, se quedará en el campus y pasará a formar parte de su mobiliario urbano. De hecho, dado el éxito de la iniciativa, un banco gemelo de «Doce» ha sido traslado al campus de Bilbao, donde ocupará permanentemente un lugar distinguido en la Plaza de la Memoria.
Esta iniciativa se enmarca en la XI edición de la Semana Deusto Emprende, que el pasado lunes dio el pistoletazo de salida a su campaña de recogida de tapones, que se realizará del 14 al 18 de noviembre a través de un contenedor instalado junto a la cafetería del campus.
En línea con las metas incluidas en el ODS 12 “Consumo y producción sostenibles” de la Agenda 2030 de la ONU, la Universidad de Deusto busca promover un estilo de vida más sostenible entre su alumnado. Muestra de ello es el grupo de voluntariado medioambiental universitario, compuesto por personas preocupadas por el estado de nuestro planeta y concienciadas sobre temas como el cambio climático, el consumo responsable o la eliminación del uso de plásticos, entre otros.
En la fotografía, aparecen, de izquierda a derecha y de pie: Carlota Larrarte (estudiante de voluntariado medioambiental), Mikel Korta (Deusto Emprende), Elene Susperregi (Deusto Emprende), Olatz Arana (Deusto Campus), Rebeca Antía (estudiante de voluntariado medioambiental), Sara Gamarra (Ekomodo), Aritz Gartzia (Ekomodo). Sentada: Nahia Fernández (estudiante de voluntariado medioambiental).
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