Artículo publicado en Corporate Magazine (01/10/2022)
Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado, así afirma el famoso proverbio africano que bien refleja estos cuarentaicinco años de organización empresarial CEOE en España. La relevancia de una confederación no es algo que este siglo se haya reducido, sino que por el contrario, se ha puesto de relieve especialmente durante los últimos años caracterizados por acontecimientos globales de profundo impacto local.
Una organización empresarial es antes que un lugar de encuentro, un espacio donde las sinergias y las buenas prácticas florecen y se refuerzan y especialmente es un ecosistema de valores compartidos que incrementan su peso con el crecimiento de sus socios.
Una organización empresarial es el paradigma de cómo diferentes maneras y formas de hacer una empresa en el nuevo siglo XXI pueden compartir un fondo de cultura empresarial y de humanismo que el día a día puede ofuscar.
Una organización empresarial es, en resumen, lo que la estrella polar representa para los navegantes, un punto de referencia, una dirección y en definitiva un espacio de aprendizaje y donde compartir experiencias.
La transición del siglo ha permitido a las organizaciones empresariales reenfocar el rumbo de sus asociados y ha apoyado a estos últimos en la tarea de enfrentarse al nuevo futuro con una nueva visión siempre más social y medioambiental. Porque, si habíamos aprendido a considerar las empresas como un único tipo de organización productiva que sigue el criterio de la maximización de beneficios y que toma decisiones sobre los factores de producción (capital, trabajo, materia prima, energía y bienes semi terminados) y sobre el nivel de producción, ahora el nuevo desafío implica una atención “multi-stakeholder” en el que el centro ya no es solo la rentabilidad empresarial sino que, a la vez, son los actores que gravitan alrededor de las empresas.
Actores en su totalidad significa que trabajadores, proveedores, consumidores, comunidades locales y accionistas ya son parte activa de las empresas y por ende indirectamente parte de la organización empresarial. Sí, porque la organización empresarial en este siglo ya es un tema de todos y, sobre todo, es un tema relevante para nuestras sociedades que si quieren evolucionar de forma sostenible no pueden prescindir de un actor clave como son las empresas.
La integración global de los mercados ha hecho que el sistema de controles y equilibrios se vuelva mucho más frágil y es por eso que la participación activa de las empresas en el diálogo social representa el motor del desarrollo de nuestras economías y su profunda relevancia hoy en día resulta estratégica para toda la sociedad.
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