Entrevista publicada en La Opinión El Correo de Zamora (30/11/2022) | Natalia Sánchez
La catedrática de Psicología y directora del Laboratorio de Psicología Experimental de la Universidad de Deusto, Helena Matute, intervino el martes en la última ponencia del año del ciclo Martes de Ciencia en el salón de actos de la Alhóndiga.
–Usted plantea que la mente nos engaña.
–Todas las personas cuando razonamos, cuando recordamos, cuando percibimos las cosas tendemos a tener una serie de errores que son muy comunes e iguales en todas las personas. Esos errores tienen lugar en nuestro día a día, no tienen importancia y son casi hasta útiles porque tenemos que tomar decisiones con muy poquita información y funcionamos normal-mente muy bien, aunque también es normal que nos equivoquemos.
También podemos predecir cuáles van a ser los errores más comunes en la mayoría la gente.
–¿Y cuáles son esos fallos?
–Tendemos al sesgo (cognitivo) de confirmación que consiste, por ejemplo, en hacer una búsqueda en Internet y en vez de realizar una búsqueda neutral y limpia tendemos a hacer una búsqueda sobre lo que ya sabemos. Buscamos para reafirmar aquello que pensamos, por lo tanto, muchas veces nos quedamos faltos de información y con el error que ya trajimos y que confirmamos. Otro ejemplo es el sesgo de familiaridad que parte de que desde la prehistoria hemos vivimos más tranquilos y seguros con la gente de nuestra propia tribu, con nuestros familiares. El fiarnos de los nuestros es algo adaptativo que nos ha salvado la vida en muchas ocasiones. No obstante, a la larga hay ocasiones en las que es algo que puede convertirse en un problema
–Por ejemplo….
–En las primeras fases de la pandemia cuando se producían contagios en comidas familiares, la gente se sorprendía porque solo se habían juntado con gente de la familia. Esa sensación de seguridad que te da la familia ante un virus no vale de nada. Lo que era muy beneficioso para la historia de la humanidad en ese momento en el que el enemigo es un virus se convierte de un peligro.
–¿Por qué se producen los sesgos cognitivos?
–A mí me gusta el ejemplo de la brújula que cuando decimos que está sesgada es porque tiene siempre un pequeño desvío. Eso son los sesgos cognitivos. El error que vamos a cometer siempre va a ir en la misma dirección porque viene modulado por toda la evolución humana. Nos han salvado la vida en numerosas ocasiones pero que a veces, según en qué contexto estemos, se puede convertir en peligroso. El tomar decisiones muy rápidas y con pocos datos es algo que actualmente tenemos que hacer. No nos podemos ponernos a hacer un estudio de mercado cuando necesitas comprar un kilo de naranjas o para adquirir un jersey. Al final acabas comprando el que más te gusta, eliges de una manera intuitiva. Otra cosa cuando vas a realizar una compra en la que das a invertir mucho dinero o porque te juegas la salud, ahí sí que calibras y mides, no puedes funcionar de una manera tan instintiva.
–¿Cómo se puede intentar no reaccionar de manera tan instintiva?
–Hay que fomentar mucho el pensamiento científico, el dudar de la apariencia de las cosas a la hora de dar una respuesta.
–Lo cual resulta complicado en un momento como el actual en el que todo lo que aparece a través de las pantallas, ya sea la de un ordenador o un móvil, en páginas web o de redes sociales lo asumimos como verdad.
–Resulta muy importante desarrollar pensamiento crítico y científico y es algo que hay que fomentar desde la escuela. Es algo que estamos haciendo con un programa que realizamos con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología en colegios para enseñar desde pequeños a dudar de las cosas, a no asumir y creerse lo primero que les cuentan.
–¿Somos conscientes de los errores que podemos cometer sin darnos cuenta?
–No somos conscientes de la cantidad de errores que podemos cometer cada uno de nosotros sin darnos cuenta. Lo que pretendo es hacer que seamos conscientes de que lo que estamos viviendo es importante, nos paremos y pensemos. Para llegar a este punto hay que entrenarse un poco.
– Y ¿cómo podemos afrontar esos sesgos?
– Nosotros en experimentos vemos que cuando decimos a la gente que piense otra vez una respuesta, se dan cuenta del error. Necesitamos pararnos a pensar dos veces. Es fundamental leer mucho, informarse mucho, asistir a múltiples conferencias y, sobre todo, pararnos a pensar las cosas. Yo tengo un libro sobre este tema muy divulgativo “Nuestra mente nos engaña” donde abordo el tema de manera muy divulgativa.
–Usted recomienda pararnos a pensar lo que, en última instancia, también nos hace menos manipulables.
–Sí porque la manipulación muchas veces se aprovecha de nuestros sesgos, sabiendo que vamos a caer en determinados patrones. Con la polarización que hay actualmente se cuelgan ciertos vídeos que tocan ciertas teclas emocionales porque saben que lo vamos a compartir. Teniéndolo claro tomas la decisión de no compartirlo.
–Hay profesiones donde hay que dar respuestas inmediatas, en cuestión de segundos a veces, con muy escasa información como pueden ser médicos, pilotos, bomberos. ¿Su cerebro se comporta de manera distinta?
–El cerebro de estas personas no es distinto y pongo un ejemplo. Un médico que está en urgencias y uno que está en consulta. El primero está obligado a tomar decisiones con poca información, tiene que reaccionar continuamente con falta de pruebas, mientras que el que está en consulta puede tomarse el tiempo de decidir con más información. Ante esas situaciones diferentes es normal que el de urgencias cometa más errores, por eso se crean protocolos, pues está obligado a tomar decisiones con menos información. También puedes pensar en un piloto de aviación e incluso en un profesor que tiene que responder muy rápido a determinadas demandas… cada uno en lo suyo todos estamos sometidos a los mismos sesgos.
–En una conversación dos personas pueden extraer conclusiones distintas. ¿Tiene alguna explicación?
–En una charla crees que una persona te ha dicho una cosa y tú te lo imaginas a partir de cuatro datos que has escuchado a otra, lo que da lugar a confusiones. Es una tendencia de la mente humana a completar la información que nos falta, pues necesitamos tomar decisiones de manera muy rápida y con pocos datos. Así cuando a lo lejos ves un brazo y un trozo de pantalón dices que es fulanito, te lo imaginas y muchas veces aciertas y otras, no. También cuando oyes una conversación en la oficina a medias te puedes imaginar el resto de lo que han hablado. Eso puede ser muy útil, pero tienes que saber que te lo estás inventando. Mucho de lo que tú crees te, lo estás inventando.
–Un hecho que se nos escapa.
–Porque nuestro celebro añade esa información. Tenemos que ser conscientes de todo lo que nos inventamos y, por tanto, que tenemos una gran capacidad de cometer errores. Los científicos somos conscientes de los sesgos y en nuestros trabajos hemos desarrollado métodos para reducirlos.
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