Entrevista publicada en Heraldo de Aragón (19/02/2023)
La OIM (Organización Internacional para las Migraciones) define la migración ordenada como «el desplazamiento de una persona desde su lugar de residencia habitual a un nuevo lugar de residencia habitual a un nuevo lugar de residencia, de acuerdo con las leyes y reglamentos que rigen la salida del país de origen y el viaje, el tránsito y la entrada en el país de acogida». Esta definición subraya el derecho del Estado a regular la entrada como base para poder garantizar el trato adecuado a los migrantes, conceder derechos, hacer cumplir la ley y gestionar las relaciones con las comunidades de acogida. Se entiende por migración regular «la migración que se produce a través de canales reconocidos y autorizados». Mientras que los conceptos de migración ‘ordenada’ y ‘regular’ tienen un carácter normativo, el concepto de ‘migración segura’ se refiere principalmente al bienestar de los migrantes.
¿Qué políticas son necesarias, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, para tener una migración segura, ordenada y regular?
Las circunstancias de la migración y los intereses de los diferentes países y regiones son diferentes, pero hay que intentar conciliar los distintos intereses existentes y reforzar la cooperación internacional. Lo primero, facilitar la entrada de forma regular, es decir, establecer vías legales mediante al acceso a consulados, embajadas, facilitar la documentación de las personas que carecen de ella.
Destaca la importancia del Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, elaborado bajo el auspicio de Naciones Unidas y basado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 2018. ¿Sus buenas intenciones no chocan con la realidad? Vemos que cada vez se construyen más muros, se ponen más obstáculos a los barcos de salvamento en el Mediterráneo…
Lo destaco porque es el triunfo del multilateralismo en medio de una crisis del multilateralismo. Y porque es la primera vez que se logra adoptar un marco global de gobernanza de la migración. Pero sí, sin duda choca con el egoísmo de los países, en particular de los nuestros. Me apena la posición de algunos países europeos respecto al pacto, pero no son la mayoría. Es verdad que no se puede abrir las puertas a todo el mundo, pero no podemos dejar morir a las personas en nuestras fronteras.
¿Hay migrantes de primera y de segunda?
Sí, pero hay más bien migrantes ricos y migrantes pobres. Los migrantes procedentes de países industrializados no plantean problemas. Son los migrantes de primera. Encuentran trabajo rápido si no vienen ya con un contrato de trabajo. Pero si vienen de países del ‘Sur’, se presupone que no tienen medios de vida, que van a pedir ayudas sociales, que vienen a aprovecharse de nuestro estado de bienestar.
¿Es utópico pensar que cualquier persona pueda viajar libremente y vivir donde quiera?
Es utópico en el momento actual, pero no tendría por qué serlo. Muchos gobiernos y personas piensan que lo importante es la seguridad nacional en vez de la seguridad humana y que hay que controlar las fronteras como si las personas que emigran fuesen un peligro. La migración está en manos de los ministerios de Interior.
¿Cómo podemos combatir los discursos de ‘nos invaden’, ‘vienen a quitarnos los trabajos’?
Como plantea el Pacto Mundial: con datos y evidencias. No es verdad. Aquí los medios de comunicación juegan un papel fundamental para explicar las noticias con datos y con contexto.
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