Artículo publicado en El Diario Vasco (28/02/2023)
El arándano es la fruta del siglo XXI. Las razones para otorgarle este calificativo son: i) su alto poder antioxidante, que ayuda a reducir los daños causados por los radicales libres a las células; ii) su alto contenido en vitamina C, que mejora el sistema inmune; y iii) su alto contenido en fibras, que facilita la digestión. Además, su bajo contenido calórico hace que esta fruta sea ideal para las dietas orientadas a reducir el peso.
Por estas razones, no es extraño que la demanda, y la producción, de arándanos haya crecido de forma espectacular en los últimos años. Según los datos de la FAO, en el periodo 2000-2021, la producción mundial se multiplicó por cinco, mientras que la producción de arroz (la fuente de alimento más importante) y de plátanos (la fruta más consumida), solamente se multiplicó por 1,3 y 1,9, respectivamente. En paralelo al crecimiento de la producción, también han aumentado las exportaciones de arándanos en valor y cantidad se multiplicaron por 40 y 11, respectivamente.
En 2021, Perú fue el mayor exportador de arándanos del mundo, representando el 43% de las exportaciones globales. España fue el quinto exportador mundial, con el 9% de las exportaciones globales. Lo sorprendente es que en 2021 Perú no exportaba ningún arándano. ¿Cómo se explica este “milagro” exportador, que según la Asociación Peruana de Exportadores de Arándanos ha generado más de 100.000 puestos de trabajo? Un estudio de Piero Ghezzi y Ernesto Stein nos da las claves.
En primer lugar, el alto precio que se pagaba por los arándanos en el mercado estadounidense y europeo entre septiembre y noviembre, haciendo que el cultivo de esta fruta pudiese ser muy rentable. Estos altos precios se debían a que la producción era menor en el hemisferio norte y todavía no había exportaciones de otros grandes productores del hemisferio sur, como Chile. En segundo lugar, la disponibilidad de tierra con la irrigación necesaria y las condiciones climáticas para el cultivo de arándanos en Perú.En tercer lugar, la labor de la empresa peruana Inka’s Berries, que descubrió la variedad de arándanos que mejor se adaptaba a las condiciones de ese país. En cuarto lugar, el aprovechamiento, por parte de las empresas peruanas de su experiencia comercial en otros cultivos, como los espárragos o los aguacates, para introducir los arándanos peruanos en los supermercados estadounidenses y europeos. Además, una de estas empresas, Camposol, sirvió como banco de pruebas para testar las plantas desarrolladas por Inka’s Berries y generó la demanda necesaria para asegurar la viabilidad de esta última empresa. En quinto lugar, los acuerdos comerciales entre Perú y los grandes mercados de consumo de arándanos. Finalmente, algunos cambios legislativos permitieron a las empresas tener extensiones de tierra más amplias, lo cual redujo los costes de producción mediante la explotación de economías de escala.
El “milagro” exportador de Perú en los arándanos pone de manifiesto que las ventajas comparativas de un país no son siempre evidentes; en muchos casos, hay que “descubrirlas”. Como explican los profesores Hausmann y Rodrik, las empresas que realizan estos descubrimientos son muy importantes, ya que revelan a otras empresas del mismo país que existe un producto en el que pueden ser competitivos internacionalmente. Sin embargo, este efecto revelador puede tener consecuencias negativas, ya que las empresas tendrán menos incentivos para descubrir oportunidades si, una vez descubiertas, pueden ser copiadas por otras empresas.
Las políticas públicas de fomento de las exportaciones tienen por objetivo atajar este problema. Al ayudar a las empresas a exportar, contribuyen a que se produzcan descubrimientos de los que pueden aprender otras empresas. Al mismo tiempo, al asumir parte de los costes de exportación, el sector público reduce los desincentivos que tienen las empresas para descubrir. Por tanto, es importante apoyar a los exportadores para que los países descubran nuevos “milagros” de exportación.
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