Artículo publicado en Estrategia Empresarial (01/04/2023)
Cada territorio tiene una estructura económica diferente, que refleja, entre otras cosas, su historia, sus recursos naturales y humanos, su cercanía a distintos mercados y las inversiones que ha ido haciendo a lo largo del tiempo. Sin embargo, la estructura económica no se mantiene estática, sino que va evolucionando según se va adaptando a cambios en los mercados o en las tecnologías, y depende de las ventajas y desventajas que presenta el territorio para la ubicación de distintas actividades.
En momentos como el que estamos viviendo en la actualidad, caracterizados por una gran incertidumbre y transiciones profundas, en los que las características de los mercados, cadenas de valor y tecnologías están cambiando, es importante entender cómo está evolucionando nuestra estructura económica, ya que las inversiones necesarias para afrontar los retos de la competitividad variarán según sea el tipo de servicio o de industria en que nos especialicemos.
En el Informe de Competitividad del País Vasco 2022 llevamos a cabo un análisis sobre la estructura económica de nuestro territorio y detectamos varios cambios en la especialización relativa a Europa de las actividades manufactureras y de servicios relacionados con la industria.
Observamos un aumento en la especialización de sectores relacionados con la manufactura avanzada o industria inteligente como, por ejemplo, la fabricación de productos metálicos, la fabricación de maquinaria y equipo y la fabricación de productos informáticos, electrónicos y ópticos. También destaca una mayor especialización en servicios importantes para la economía del conocimiento, en particular la investigación y desarrollo, los servicios de arquitectura e ingeniería y otras actividades profesionales.
Esto se contrapone con un declive en especialización en sectores manufactureros tradicionalmente importantes como la fabricación de material y equipo eléctrico, la metalurgia y fabricación de productos de hierro y acero, la fabricación de otros materiales de transporte, la fabricación de productos de caucho y plásticos y coquerías y refino de petróleo, así como de servicios importantes para las actividades de comercialización y el fomento de nuevos modelos de gestión, como la publicidad y estudios de mercado, la informática, las actividades jurídicas y los servicios financieros.
Además, nuestro análisis sobre la sofisticación del tejido productivo, basado en la diversificación y singularidad de las actividades en que está especializado, revela que el País Vasco ha mantenido la sofisticación en cuanto a actividades manufactureras en el contexto europeo, pero que ha perdido posiciones en el ranking de sofisticación que considera todas las actividades de la economía.
Los análisis realizados nos llevan a concluir que la evolución de la estructura económica en el País Vasco refleja la importancia del proceso de priorización de la estrategia de especialización inteligente, en especial en cuanto a manufactura avanzada o industria inteligente. Asimismo, el análisis de la sofisticación de la economía y las tendencias en servicios aconsejan estar especialmente atentos a las oportunidades que pueden emerger de la conexión entre la especialización manufacturera actual y los servicios relacionados con ella.
Como concluimos en el informe, reforzar un tejido económico sofisticado, capaz de evolucionar hacia nuevos nichos de especialización sobre la base de las fortalezas industriales que tenemos, constituye uno de los principales retos hacia los que deberían enfocarse las acciones de los distintos actores para mejorar la competitividad.
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