Artículo publicado en The Conversation (20/06/2023)
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó, en abril de 2023, la primera resolución en su historia para impulsar la economía social. Culmina así un proceso de reconocimiento internacional que comenzó durante la pandemia de covid-19.
El objetivo de la ONU
En julio de 2020, el grupo de trabajo interinstitucional de Naciones Unidas sobre la economía social y solidaria (ESS) señaló la importancia de avanzar hacia economías plurales, que incluyan y promuevan modelos empresariales alternativos, orientados hacia el bienestar social y el cuidado del medioambiente.
La resolución alienta a los Estados miembros a promover y aplicar estrategias, políticas y programas de apoyo a la ESS como modelo de desarrollo sostenible. Por otro lado, anima a los países que conforman la organización a enfocarse en la economía social mediante la elaboración de políticas públicas y la redacción de marcos jurídicos que favorezcan su desarrollo.
Creciente reconocimiento internacional
La economía social ha adquirido un reconocimiento importante a nivel europeo e internacional. En 2021, Europa aprobó su Plan de Acción para la Economía Social (PAES), que cuenta con el apoyo del Comité Económico y Social Europeo y del Parlamento Europeo. Además, se espera una recomendación del Consejo Europeo en la segunda mitad de 2023, coincidiendo con la Presidencia española rotatoria de la Unión Europea en el Consejo.
A nivel internacional, en 2022 hubo una recomendación del Consejo de la OCDE sobre economía social y solidaria e innovación social. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó asimismo una resolución que reconoce el papel de la economía social y solidaria en la consecución del trabajo decente, y propone una definición universal de la misma.
También en 2022, el Foro Económico Mundial llevó a cabo un estudio sobre el potencial de la economía social.
En España, la economía social también ha cobrado un papel relevante. En 2022, se aprobó el Proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (PERTE) de la economía social y de los cuidados, y, el 11 de abril de 2023, la Estrategia española de la economía social 2023-2027.
Dar prioridad a la ESS permitirá abordar los retos que enfrenta. Entre ellos, la dificultad de acceso a la financiación y la falta de reconocimiento (lo que limita su impacto económico y social). Además, se necesita vertebrar el tejido empresarial, potenciando los factores de competitividad del sector y fomentando su digitalización.
Un modelo empresarial transformador
La resolución de la ONU ha sido adoptada en un contexto de gran tensión. En los últimos años, el mundo ha concatenado una serie de crisis globales interrelacionadas (la pandemia, la rotura de la cadena de suministros, la guerra, la crisis energética, la inflación, la subida de tipos de interés) que amenazan seriamente la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
Se considera que, frente a estos desafíos, la economía social puede acelerar el cumplimiento de los ODS por su contribución a la mejora de los derechos fundamentales en el trabajo, la disminución de la pobreza y la inclusión social, y por su capacidad transformadora de la sociedad.
Durante la pandemia, la economía social fue clave en la lucha contra la crisis. Produjo mascarillas, apoyó la educación digital en línea, ayudó a los más vulnerables prestando ayuda a nivel local. Algunos sectores de la economía social participan en las transiciones ecológica y digital con bienes y servicios sostenibles y la reducción de la brecha digital. Sus modelos de negocio también se preocupan por la necesidades de la ciudadanía, lo que garantiza una transición justa.
En Europa, contribuye a la diversidad de formas de empresa. La ESS supone una importante contribución al PIB de algunos países, como por ejemplo Francia, con el 10 %.
Por otro lado, según el PAES, la economía social complementa a los Estados con la prestación de servicios sociales rentables y de calidad. Favorece la integración de jóvenes y grupos vulnerables en el mercado laboral y en la sociedad en general. Por ejemplo, a personas con discapacidades, mayores, desempleados de larga duración, migrantes, minoría étnicas y familias monoparentales. Además, mejora la igualdad de género, creando puestos de trabajo de calidad para mujeres, y brindando servicios sociales y asistenciales.
¿Y ahora qué?
La resolución de la ONU presenta la economía social como una alternativa sostenible y un vector importante de desarrollo a nivel mundial. La Asamblea General de las Naciones Unidas reconoce su contribución al logro de los objetivos de desarrollo sostenible. Además, se incentiva a los Estados miembros y las agencias internacionales a implementar políticas específicas, y a las instituciones financieras y a los bancos de desarrollo a apoyar la economía social.
Aunque no es una resolución que obligue a los Estados a adoptar medidas, supone una fuente importante de inspiración y un fuerte mensaje político. Especialmente, ayudará a aquellos países que aún no hayan desarrollado iniciativas a favor de la ESS.
Después de este paso, queda la parte más difícil: ¿seguirá la economía social siendo considerada solo un amortiguador en tiempos de crisis o, gracias al nuevo paradigma de desarrollo sostenible, participará en la definición de un nuevo régimen socioeconómico global?
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