En la cultura occidental, la religión ha jugado un papel fundamental en la construcción de las relaciones entre hombres y mujeres, si bien es cierto que la investigación bíblica de los últimos siglos ha estado más focalizada en esclarecer el origen histórico de sus textos, que en analizar la historia y motivaciones de sus variadas interpretaciones. Irmtraud Fischer, erudita del Antiguo Testamento que ha ejercido durante casi 40 años la docencia e investigación en la Universidad de Graz (Austria), habló sobre el tema en DeustoForum, en un diálogo con la teóloga Lidia Rodríguez, que se celebró el pasado 14 de junio en el campus de Bilbao de la Universidad de Deusto.
Allí ha profundizó sobre “La Biblia y las mujeres”, un proyecto internacional en el que aborda, junto a otras expertas teólogas, las tradiciones sesgadas de la cultura cristiana y judía, analizando la historia de la recepción de los temas bíblicos desde una perspectiva crítica de género, que incluye figuras bíblicas femeninas y temáticas relacionadas con el género. Ya cuentan con una veintena de volúmenes en 4 idiomas (español, inglés, alemán e italiano), y el 21º, que versará sobre el siglo XXI, se está trabajando actualmente en Bilbao.
¿Por qué necesitamos un proyecto como éste? ¿Hay algo que a día de hoy las mujeres de occidente puedan aprender de la Biblia? ¿Y cómo podemos abordar de un modo nuevo algunas tradiciones que perjudican a las mujeres? Sobre todas estas cuestiones profundizó en una entrevista con Lidia Rodríguez, doctora en Teología bíblica de la Universidad de Deusto.
“Al ritmo actual, la igualdad de género tardará más de 100 años en alcanzarse”
Y es que, tal y como aclaró a lo largo de su intervención, “necesitamos nuevos ojos para leer la Biblia”, ya que en el curso de la historia sus textos han sufrido lecturas y traducciones sesgadas por el género, haciendo una lectura androcéntrica que prioriza lo masculino en detrimento de lo femenino, por lo que las mujeres se han visto fuertemente discriminadas y estereotipadas: “Históricamente se ha percibido así, pero no es lo que dicen los textos bíblicos. Por ejemplo, no aparece que Eva naciera de la costilla de Adán, sino ‘de su lado’, porque éste no tiene un sexo diferenciado, sino que es mitad masculino y mitad femenino, ambos forman parte de un todo”.
Ciertamente, ha sido a partir de esas primeras interpretaciones que ha nacido la iconografía que ha influenciado enormemente el arte y los medios de comunicación, fomentado los sesgos y jerarquía de género, así como la discriminación y exclusión de las mujeres en la esfera política, económica y social, aún y cuando los textos bíblicos están plagados de mujeres empoderadas, que además de madres, son creadoras y ejercen otros muchos roles activos: “Por supuesto que hubo apostolas, profetas y autoras; ‘El libro de Ruth’, de hecho, está escrito por la voz de una mujer. No obstante, encontramos muchos sesgos de género en diversas traducciones, que interpretan las mismas tareas como litúrgicas y rituales en caso de los hombres, y de servicio en caso de las mujeres. Pero éstas eran mucho más que madres, e incluso el concepto de la maternidad que ha transcendido hasta el día de hoy tiene una concepción errónea, ya que en la Biblia ‘parir’ es un acto político”; son ellas las creadoras del pueblo de Yahvé”.
Por todo ello, dadas las discriminaciones de género que se han venido heredando durante generaciones en casi todas las religiones del mundo, Fischer hizo un llamamiento para que las instituciones sociales, culturales y religiosas cooperen en cuestiones de género ya que, “al ritmo actual, la igualdad de género tardará más de 100 años en alcanzarse”. En su opinión, las sociedades que reclaman la igualdad tienen que reinventar sus estructuras, tomar decisiones audaces e impulsar proyectos enérgicos, restableciendo el centro de poder y el acceso al dinero público.
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