A Zuckerberg le queda camino hasta los 350 millones de seguidores de la red social de Musk. Pero la nueva estrategia del magnate redujo su tráfico e hizo aflorar la alternativa
Artículo publicado en El Correo (16/2023)
Elon Musk, director general de Twitter, y Mark Zuckerberg, director general de Meta, se han emplazado a un combate cara a cara. Sí, a un combate físico, en uno de esos tradicionales espacios de veladas en Estados Unidos. Este es el márketing del siglo XXI; conseguir que se hable de tus negocios proyectando unos valores cercanos a las generaciones jóvenes, que son su público objetivo. Zuckerberg querrá renovar su imagen de ‘robot’ pareciendo alguien cercano. Musk, proyectar su dominio mundial en el cuadrilátero. Un enfrentamiento que pudiera darse en un momento de la historia en el que Meta ha lanzado Threads, un servicio muy parecido a lo que es Twitter.
Threads, en menos de una semana, ha llegado a algo más de 100 millones de usuarios. Ha batido el récord que tenía ChatGPT, que tardó dos meses en conseguir esta cifra. A TikTok, que ostentaba el anterior récord, le costó nueve meses. Ante estas cifras, podemos decir que la sociedad quiere un servicio de ‘microblogging’. Twitter ha tenido el monopolio de este estilo de comunicación mediante mensajes cortos. Una comunicación en la que puedes citar a alguien (@) o articular una conversación en torno a un tema (#). Un lugar donde los políticos y personalidades acuden para expresarse y podemos encontrar a cualquier persona a golpe de teclado. Para lo bueno (seguimiento de opinión), pero también para lo malo (desinformación, vulneración de derechos…)
Todavía queda camino hasta llegar a los algo más de 350 millones de usuarios que tiene Twitter. Pero Threads ha conseguido estos datos en parte gracias a la red sobre la que se construye: Instagram. Antes de seguir, convendría explicar qué son las redes sociales. En pocas palabras, las aplicaciones sociales nos permiten comunicarnos con otros de un modo cercano. Crear una nueva aplicación social es como crear una nueva ciudad: al principio es un espacio vacío. Suponiendo que somos capaces de concentrar una población en esa ciudad, una característica propia de las redes sociales y que las mantiene unidas son los efectos de red. Esto ocurre cuando el producto o servicio de una empresa se vuelve más valioso a medida que aumenta el uso.
Los efectos de red de Twitter son gigantes; no nos hemos ido de ahí a pesar de su empeoramiento. Porque sigue siendo la ‘ciudad más popular’. La gente relevante está ahí. Threads es una alternativa construida sobre una empresa (Instagram) con muchos efectos de red también. Pero sin todos los importantes (aún). Las redes sociales con perfiles vinculados a la identidad real suelen ser más efectivas para crear efectos de red. No es una coincidencia que las tres redes sociales más grandes y exitosas del mundo occidental, LinkedIn, Facebook y Twitter, sean también las primeras que ofrecieron con éxito perfiles de identidad reales a escala (Twitter permite el uso de identificadores seudónimos, pero generalmente están ligados a identidades del mundo real). Todas las redes sociales que se lanzaron antes de que los nombres reales fueran aceptables acabaron cerrando.
Soy de esos que cre ían que Musk mejoraría Twitter. En algunos aspectos lo hizo: combatió la desinformación. Pero en la mayoría de los aspectos no lo consiguió. Musk redujo la integración con otras plataformas (clave en el Internet actual), nos empezó a mostrar contenidos decididos por un algoritmo de afinidad en lugar de por nuestra red social e implantó un sistema de verificación de pago que potenciaba las respuestas de cualquier persona dispuesta a pagar. Hace una semana, Twitter limitó el número de tuits que se podían leer y publicar. Esto tuvo el efecto previsible de reducir el tráfico en la plataforma. Y también de que Threads saliera a la luz.
Cuando Musk anunció la compra de Twitter, publiqué en este periódico un artículo diciendo que un servicio ‘microblogging’ no es un problema de ingeniería. Musk ha puesto en marcha numerosos proyectos que resuelven problemas técnicos a gran escala. Tesla o SpaceX fueron adelantados a los tiempos en el campo de la movilidad eléctrica y los viajes espaciales a menor coste. Pero Twitter no es un problema de ingeniería; es de tipo humano.
Si entendemos que el problema a resolver es mejorar el producto (moderación de contenidos), supongamos que lo simplificamos en ‘libertad de expresión’ versus ‘normas de participación’. Es decir, en respetar que cada uno pueda decir cualquier disparate o en ‘seguir un código de conducta’. Un demagogo diría que la solución es un equilibrio entre ambos. Sin embargo, me parece inalcanzable. La varianza del comportamiento humano con sus sesgos es tan alta, que no hay manera de automatizar el gobierno de la opinión de la gente. Necesitamos jueces caso a caso. Es, en definitiva, un problema complejo de tipo humano. Musk se equivocó de problema. Quizás Zuckerberg vaya por el mismo camino.
No ayuda tampoco a ser optimista el hecho de que Internet se esté fragmentando en comunidades más pequeñas. Volviendo al símil de las ciudades, la gente ya no quiere una única plaza del pueblo para todos. Es probable que eso signifique que nunca volveremos a ver el mundo de la discusión pública reunida en un solo lugar. Twitter se enfrenta a una competencia que nunca ha tenido, aunque en un sector poco rentable. Desde que nació Twitter (2006) hasta la fecha ha sido una empresa con una de las herramientas digitales que más valor crea y menos capaz de capturarlo es.
Simplificando mucho, Twitter es una empresa que vende publicidad. Por ponerlo en perspectiva: Alphabet (Google), ingresa 40 veces más que Twitter. Meta (Facebook), 22 veces ese dinero. Facebook gana hasta 5 dólares por usuario activo al mes frente a los 2 dólares de Twitter. Facebook tiene una ventaja inherente sobre Twitter: la red de Facebook se basa en redes que ya existen en el mundo ‘físico’. Eran personas que ya conocías. Eso hizo que el servicio de inmediato fuera útil para prácticamente todo el mundo. Igual que en WhatsApp. Twitter sin embargo es más parecido a un periódico o una radio: nos juntamos por temáticas que nos interesan.
¿Triunfará Threads con estos precedentes de Twitter? No tengo ni idea. Recuerden que es un problema de tipo humano, el más complejo de todos. Porque somos complejos. Pero también sé que Threads la crea Meta, que ha redefinido la publicidad poniendo sensores para observar todo lo que hacemos en Internet. De hecho, desde Europa, no podemos acceder a Threads por eso: somos restrictivos a nivel de privacidad.
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