Asistimos aparentemente al declive de Estados Unidos y al progresivo ascenso de China como potencia dominante
Artículo publicado en El Correo (14/08/2023)
Raymond Thomas Dalio (Nueva York, 1949) es un multimillonario y filántropo estadounidense, fundador y director de Bridgewater Associates, el mayor fondo especulativo del planeta. Su último libro lleva por título ‘Principios para enfrentarse al nuevo orden mundial’, un texto generalista basado en la teoría del ciclo, sin citas ni pies de página, que puede constituir una recomendable lectura de verano.
El libro es un tratado de los ciclos económicos de los últimos 500 años, y 1400 años en el caso de China. Analiza cuatro grandes imperios: el holandés, el británico, el estadounidense y el chino. Muestra cómo cada uno de ellos ha discurrido por derroteros económicos y políticos similares y lo que podemos aprender de ellos: que todos están sujetos al llamado ‘Gran Ciclo’. Cada ciclo comienza con un nuevo orden mundial seguido de paz, prosperidad y mayor productividad. Alcanza su punto máximo con una burbuja financiera y una gran brecha de riqueza entre ricos y pobres, lo cual conduce a una crisis financiera. Estas contradicciones frecuentemente se resuelven a través de la revolución o la guerra, una reestructuración política y un nuevo orden mundial. El Gran Ciclo entonces comienza de nuevo.
En nuestros días, aparentemente, asistimos al declive de Estados Unidos, y al progresivo ascenso de China como potencia dominante. Si hacemos caso a estas señales, estamos a las puertas del alumbramiento de un nuevo orden mundial.
Estados Unidos es el país más poderoso del planeta, pero se desliza hacia el declive, mientras que China, que figura en segunda posición, está en auge y aumenta su poderío de forma acelerada. Las fortalezas que hacen de Estados Unidos un imperio dominante residen en su robusto mercado de capitales dotado de un centro financiero líder a escala global, el estatus del dólar como moneda de reserva, su fortaleza militar, su intensa producción económica, su capacidad de innovación y desarrollo de nuevas tecnologías, su educación y su alto rendimiento económico.
Pero, aunque China circula muy por detrás de Estados Unidos en la mayoría de las variables citadas, exhibe ya un notable poderío en factores determinantes como las infraestructuras y la inversión, la innovación, la tecnología, la educación, la competitividad, la fortaleza militar y los flujos de capital, aunque su situación es más débil en lo tocante al estatus de su moneda como divisa de reserva, al Estado de derecho, la corrupción o las diferencias de renta y riqueza. Con una carga de deuda relativamente baja y un crecimiento real esperado para los próximos diez años razonablemente alto, China tiene más reservas en activos que deuda externa y sus niveles de deuda soberana son moderados, alrededor del 48 por ciento del PIB. La mayor parte de estas deudas están denominadas en su propia moneda, lo que mitiga los riesgos de impago.
Ray Dalio tiene una mención para la Eurozona: una potencia fuerte, pero con una evolución plana.
De España con datos actualizados al mes de agosto de 2021 dice lo siguiente: España parece ser una potencia modesta –en la zona baja del ranking de países– y su trayectoria arroja una evolución modesta. Las principales características de España son su desfavorable posición económico-financiera, su pobre desempeño a la hora de desplegar los factores de capital y trabajo, su reducido peso en el comercio global y una menguada progresión en materia de innovación y tecnología.
Si después de un voluminoso escrito como el aquí glosado hay que quedase con una sola frase escogería la siguiente: «La productividad humana es la fuerza más importante que hace que la riqueza, el poder y el nivel de vida del mundo puedan aumentar con el tiempo». En este momento, la humanidad está mutando sus formas de pensar, y está aumentando la productividad de modo mucho más agresivo que en etapas anteriores. Mención especial merece el progreso de la inteligencia artificial, consistente en una forma nueva forma de pensar. «En esencia, la humanidad está desarrollando una enorme capacidad para detectar patrones y procesar con rapidez un sinfín de ideas diferentes, aunque la receta utilizada tiene problemas para comprender la lógica vigente detrás de las relaciones. Esta fórmula es a la vez inteligente y estúpida, útil y peligrosa. Ofrece un gran potencial, pero debe controlarse bien y en ningún caso debe desarrollarse a ciegas». Dicho queda.
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