España, tras la revisión del INE, deja de ser el único país europeo que en 2022 todavía no había recuperado los niveles de 2019
Artículo publicado en El Correo (02/10/2023)
Gran sorpresa la producida días atrás por el Instituto Nacional de Estadística (INE) referida a la variable de mayor importancia macroeconómica, generalmente aceptada en todos los círculos económicos: el PIB o Producto Interior Bruto, el valor agregado de todo el sistema productivo más los impuestos sobre bienes e importaciones, por unidad de tiempo.
El hecho es que el INE ha recalculado el crecimiento real de la economía española elevándolo nueve décimas desde el 5,5% al 6,4% en 2021, y tres décimas, del 5,5% al 5,8% en 2022. También retoca el registro del fatídico 2020 subiéndolo una décima desde el -11,3% al -11,2%. La actualización de la serie de cuentas nacionales para los años 2020, 2021 y 2022 conduce a una estimación del PIB anual a precios corrientes de 1.346.377 millones de euros en 2022, un 1,5% superior al nivel inicialmente estimado. En ello han jugado un papel relevante tanto determinados componentes de la demanda agregada como el deflactor de precios, que habiéndose reducido en algunas décimas eleva el PIB real.
El retoque, en modo alguno menor, de la serie productiva conduce a algunas consideraciones importantes. La primera, y reivindicando un lavado reputacional, es que España deja de ser el único país europeo que en 2022 todavía no había recuperado los niveles de 2019, fecha anterior a la irrupción de la crisis covid. De hecho, España recuperó los niveles de actividad de 2019 ya en 2022.
La segunda expresa que España es 20.000 millones de euros más rica de lo que se sostenía, lo que modifica a su vez un número de ratios de relevancia económica. Nos referimos a todos aquellos cocientes que tienen al PIB en su denominador, y que, en consecuencia, registrarán una rebaja relativa. Entre ellos el déficit fiscal o el ratio de deuda que disminuyen ligeramente. El agujero fiscal, en concreto, ha pasado del 10,13% del PIB al 10,12% en 2020; del 6,87% al 6,79% un año después; y del 4,81% al 4,74% en 2022. La deuda se reduce en 1,6 puntos porcentuales, quedando en el entorno del 110% del PIB. Aumentará, por el contrario, la renta ‘per cápita’.
La tercera se refiere a la presión fiscal, que divide a impuestos más contribuciones sociales entre el PIB. El cociente ha cedido tres centésimas en 2020 hasta situarse en el 37,66%. En 2021, antes de la revisión del INE, la presión fiscal era del 39,02% y ahora es 38,53%, una rebaja de 0,49 puntos porcentuales. En 2022, por su parte, la caída es de 0,55 puntos al pasar de una presión fiscal del 38,73% a otra del 38,18%. El pronóstico es de nueva reducción de la presión fiscal en 2023, con la problemática que ello suscita en su comparación internacional, tema alentado por la izquierda radical, que exige su equiparación al alza hasta la media europea.
Hay una cuarta información relevante. La distribución factorial de la renta se modifica en favor de las rentas del trabajo. La nueva configuración estadística indica que el peso de los sa-
larios en el PIB ha aumentado 1,2 puntos. Entre 2019 y finales del 2022 ha pasado de representar el 47,8% en lugar del 46,6%, debido a un aumento de la masa salarial de 20.300 millones de euros frente a una baja del 0,2% de rentas empresariales que caen en 1.400 millones de euros. El principal detonador de la masa salarial ha sido la creación de empleo, aunque, en su proporción, también haya que incluir los aumentos de las retribuciones y el alza del salario mínimo interprofesional.
El INE ha encontrado errores importantes en dos de los motores de la economía española: el consumo privado y las exportaciones. También en el consumo público que sube un 6% sobre las cifras de 2019. La inversión se ha retocado igualmente al alza en un 0,4%.
La noticia, con ser positiva, no debe desviar la atención sobre nuestras debilidades. En la última década el PIB de España ha crecido un promedio del 0,8% frente al porcentaje medio de la Unión Europea del 1,4%. Estas diferencias, sostenidas en el tiempo, acaban siendo muy significativas. España sigue a la cola del crecimiento en Europa entre 2019 y 2022. Y se avecinan tiempos delicados, como ha anunciado la AIReF, nuestra Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal.
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