Sus ancestros van hasta Trafalgar pero Juan de Churruca, que miró al mundo, fue hombre de Deusto
Reportaje publicado en Deia (15/10/2023) | Jon Mujika.
Estampa de Juan de Churruca, un profesor que voló alto y miró a Europa.
En la vieja universidad de Oxford, entre la maraña de saberes que discurrían por un congreso internacional de Derechos de la Antigüedad, se pronunció una Laudatio al profesor Juan de Churruca Arellano, fallecido el 27 de octubre de 2011. Corrió a cargo de la profesora de la Facultad de Derecho de Deusto, Gema Tomás. De haber estado vivo no le hubiesen envarado las palabras ni en escenario. No por nada, Juan de Churruca fue nieto de Evaristo de Churruca y Brunet, primer conde de Motrico e ingeniero creador del puerto exterior de Bilbao, emparentado con el reconocido marino Cosme Damián Churruca, partícipe en la batalla de Trafalgar. Ciencia e historia le corrían por las venas.
Churruca nació en una familia de peso, como ven, y en Bilbao en 1923, lo que significa que este año hubiese cumplido cien. No llegó a ese cielo pero sí puede decirse, porque así lo recuerda la memoria, que fue uno de los “profesores más queridos” de la Universidad de Deusto, donde además de ejercer como docente desde 1958 fue rector entre 1960 y 1961, etapa en la que el centro obtuvo el reconocimiento oficial de los estudios, gracias a su “esfuerzo de diplomacia política”.
Quienes le conocieron en el árbol del Derecho le reconocen como romanista de sólida formación y de rigurosa labor investigadora. Entró en la Compañía de Jesús a los dieciocho años y comenzó en primer lugar sus estudios en Filología Clásica, tanto en Loyola como en Salamanca (1942-1945), para continuar con la Licenciatura en Filosofía (Oña, 1945-1948) y posteriormente las de Derecho (Valladolid, 1948-1951) y Teología (Oña e Innsbruck, 1952-1956). Una formación morrocotuda, ya ven. Una tremenda sed de aprendizaje.
Fue rector de Deusto y el hombre que abrió la universidad al mundo a través de su Instituto de Estudios Europeos
El primer contacto de Juan Churruca con la docencia universitaria se produce en el curso académico 1958-1959 en la Universidad de Deusto donde impartió inicialmente Historia del Derecho y a partir de 1963 se dedicó a la docencia e investigación del Derecho Romano. Realizó estancias amplias en Graz (1957-1958) y en Colonia (1964), entre otras ciudades europeas, para concluir su Doctorado en Derecho en Valladolid en 1966 (Las instituciones de Gayo en San Isidoro de Sevilla, Bilbao, 1975). En esos tiempos tuvo ocasión de conocer y colaborar con el influyente teólogo Karl Rahner. Desarrolló el resto de su vida universitaria en la Universidad de Deusto, siendo profesor invitado en otras, como la Universidad de Comillas en Madrid (1964 y 1966) y la Universidad de Colonia (1988).
Apremiado por su responsabilidad como ciudadano y por el amor al país apuró la copa de sus cargos, por los que pasó corriendo y de los que se desprendió más tarde de lo que hubiese deseado. Cumplió cuando un viejo alumno, el lehendakari Ardanza, se presentó un día en su casa y le reclamó para la causa de la res publica. Y así fue encadenándose a los escaparates sociales. No en vano, fue primero rector de la Universidad de Deusto (1960-61), decano de su Facultad de Derecho (1984-85), profesor en sus aulas desde 1963 a 1990 (con alguna salvedad), fundador y primer director del Instituto de Estudios Europeos (1979-1983); consejero de Educación del Gobierno vasco (1985-87), presidente del Forum Deusto (1992-94) y profesor emérito de esa misma universidad desde 1990 hasta 2002.
En su calidad de investigador y miembro de varias asociaciones internacionales —Société Internationale d’Histoire des Droits de l’Antiquité, Sociéte d´Histoire du Droit, Asociación Iberoamericana de Derecho Romano— no dejó de estar presente en congresos y jornadas que fueron organizadas en diferentes partes del mundo con comunicaciones y trabajos. Su trabajo fue considerable e ímprobo hasta que en 2011 se le apagó la luz.
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