Artículo publicado en La Información (26/10/2023)
El 24 de octubre, por segunda vez en su historia, Islandia sorprendió al mundo con una huelga general de mujeres liderada por su primera ministra en defensa de la reducción de la brecha de género. Es la noticia que escuchaba en la cadena SER al dirigirme al trabajo. Este pequeño país similar en población a las Palmas de Gran Canaria está representando la lucha de muchas mujeres por nuestros derechos, hace 50 años fueron un ejemplo para las mujeres en Argentina, quienes realizaron una acción similar. El pasado lunes 9 de octubre de 2023 el premio Nobel de Economía se concedió en esta ocasión a Claudia Goldin. Esta colega de Harvard es la primera en conseguirlo en solitario y una referente en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres y precursora en el análisis de la brecha de género.
Son dos grandes hitos y es necesario que aprovechemos estos acontecimientos, debemos para seguir insistiendo en dar más pasos y acciones para reducir la desigualdad existente. No vamos a negar que se han logrado mejoras en el camino para conseguir la igualdad de género. Pero ante la volatilidad del entorno en todos los ámbitos, especialmente en el económico, y si tomamos como referencia el Informe anual sobre brecha mundial de género de 2023 del Foro Económico Mundial no tenemos más remedio que reconocer que en los últimos años el panorama para las mujeres lejos de mejorar, empeora, especialmente en puestos de liderazgo y en los relacionados con las STEM.
La profesora Goldin, por ejemplo, en 2019 en una entrevista explicaba el estancamiento en la brecha, indicando como desde los años ochenta las mujeres habían mejorado en cualificación, superando incluso a los hombres, pero el presentismo en la empresa seguía siendo mayoritariamente masculino. Mientras los hombres pueden invertir más tiempo en el trabajo, de manera desproporcionada, las mujeres, también de manera desproporcionada, tienen tiempo disponible para tareas del hogar y los cuidados. Porque la economía de los cuidados sigue siendo femenina, de hecho, es uno de los factores de mayor desigualdad entre hombres y mujeres.
En nuestro país se ha avanzado, por ejemplo, en acortar la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, existe la Ley de Igualdad y Transparencia Retributiva con normas muy específicas, aunque todavía según datos del INE la brecha en 2023 se sitúa en un 24%.
Si analizamos los factores que determinan la brecha podemos destacar:
Conciliación vida laboral y familiar: la profesora de Harvard defiende que los permisos de paternidad y maternidad sean iguales, en España ya lo tenemos contemplado, pero en ocasiones, si se decide trabajar a tiempo parcial para ocuparse de hijos e hijas, suele ser la mujer quien toma la decisión, y lo quiere hacer, pero en detrimento de su carrera y progresión profesional.
Puestos de liderazgo: revisando El Informe Global sobre la Brecha de Género del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), el ritmo de contratación en puestos directivos para mujeres ha descendido desde 2021, no hay ningún sector, incluso donde predomina la mano de obra femenina, en el que las posiciones directivas estén ocupadas por mujeres.
Diferencias de salarios por sectores
El panorama no invita al optimismo, sino todo lo contrario, pero tenemos que seguir proponiendo acciones en las organizaciones y especialmente quienes tenemos la posibilidad de formar desde la universidad a las personas que van a liderar y transformar el mundo, como reza nuestra misión en Deusto Business School, incorporando en todas las materias de forma transversal la perspectiva de género, que aprovecho estas líneas para extender al concepto de diversidad en su sentido más amplio, no solo la diversidad de género, esto daría para otro artículo….
Por ahora vamos a volver a centrarnos en la brecha de género, ¿qué podemos recomendar a las organizaciones? Pues algunas cosas que, aunque parezcan nimias, no son inocuas, como cuidar el lenguaje inclusivo y no sexista. Siempre digo a mi alumnado que “el lenguaje importa” y no es complejo. Si tenemos una buena guía y pautas para poder hablar y escribir de forma inclusiva estaremos comportándonos de manera diferente, respetando a todas las personas y que al convertirlo en hábito acabará por expandirse a las culturas organizacionales. Así comienzan los cambios. Otro de los aspectos que mejoran el tránsito hacia la igualdad de género es la utilización de los curriculum ciegos. Es la mejor herramienta para valorar solo conocimientos y experiencia de las personas candidatas al puesto.
Pero, sobre todo, son las políticas reales de flexibilidad en el trabajo las que pueden reducir la brecha. Es importante que se aborde de una vez por todas la posibilidad de implantar la semana de 4 días (si es posible) al tiempo que se impulsan el trabajo en remoto y el teletrabajo y la flexibilidad horaria.
Desde la universidad nos esforzamos en formar a nuestro alumnado, a los futuros líderes, en esta línea. Buscamos que se conviertan en agentes de cambio y colaboren en la transformación que permita tener organizaciones inclusivas que contribuyan a la reducción de la brecha.
Esperamos no tener que esperar muchas ediciones de los Premios Nobel para volver a poner de manifiesto que el que una mujer reciba en solitario este galardón es noticia. ¡Felicidades y gracias de parte de todas las mujeres, Claudia! y extendemos el agradecimiento a las mujeres de Islandia, como ejemplo para el mundo.
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