Artículo publicado en El Correo – edición impresa (15/01/2024)
Entre los días 2 y 5 de octubre pasado tuvo lugar en Madrid el IV Simposio del Observatorio de la Sanidad del grupo El Español-Invertia. Mi admirado amigo, médico, gestor hospitalario y consultor en asuntos de sanidad, Ignacio Riesgo, ha corrido con el impagable trabajo de redactar sus conclusiones en formato de informe. Cuatro días con ponencias pronunciadas por 152 especialistas representantes de todo el arco directo e indirecto de la profesión médica con una doble orientación: anticipar el horizonte de 2050, cuando los humanos vivan más de cien años, y definir las condiciones para que esa visión se torne en certeza. Desde mi condición de economista he osado resumir el referido resumen, esto es, cuadrar el círculo de una perspectiva médica de largo aliento, movido por la excepcional impor
tancia económica que reviste una sanidad eficiente: una sociedad sana y activa se traduce inmediatamente en una fuerza laboral más vigorosa y productiva y en un país económicamente mas pujante.
El informe aborda una perspectiva de las tendencias futuras del sistema sanitario en el horizonte de 2050 bajo un cambio de paradigma: pasar de un sistema relacionado con la enfermedad a otro más centrado en la salud. Así, partiendo de que los sistemas actuales son muy reactivos y van por detrás de los acontecimientos, el modelo sanitario se volcará más en la prevención, incentivando cambios en los hábitos de vida de la población que permitan disminuir la carga de enfermedades. Se acerca una auténtica revolución basada en las nanotecnologías, esto es, en la manipulación de la materia a una es
cala casi atómica, con lo que los historiales clínicos serán mucho más variados, el inventario de enfermedades aumentará, pero con un conocimiento mucho más exacto de las mismas gracias a los avances de la genética y la genómica y en general de la inteligencia artificial. Desde las 14.000 enfermedades censadas en la actualidad, donde la mitad se consideran raras y sin tratamiento, se avanzará hacia un mundo con abordaje sin excepción de todas las dolencias. La soledad, la obesidad, la demencia senil o el envejecimiento tendrán sus propias dinámicas creativas y reparadoras.
La tecnología presidirá los cambios organizativos ante escenarios de crisis locales o nuevas pandemias que aún estén por venir. El autocuidado revestirá una gran relevancia de la mano de guías científicas adaptadas y comprensibles. Una solvente Agencia de Salud Pública dictará las nuevas pautas sanitarias. El rol de las farmacias será más directo y automático con una dispensación colaborativa y una ampliación de sus servicios asistenciales. La colaboración de la sanidad pública con la sanidad privada -en general el partenariado público privado- dispondrá de un planteamiento a largo plazo que permitirá planificar futuras inversiones de cara a la estabilidad del sistema, siempre basada en una estrategia clínica interoperable entre ambas a nivel de todas las comunidades autónomas.
En general, la salud digital habrá dado un paso decisivo en España con la creación de un ‘data lake’ sanitario, es decir, un repositorio de almacenamiento de datos anónimos, una información procesada con herramientas de ‘big data’ para obtener datos de forma inmediata aplicables a las decisiones sanitarias. El ‘data lake’ habrá sido clave para potenciar la investigación en la salud pública y en la medicina personalizada. La telemedicina será moneda de curso común, una variante médica que no acaba en la vídeoconsulta, sino que extiende su ámbito al seguimiento de los pacientes crónicos y a las consultas sucesivas.
El diagnóstico se repartirá entre médicos y otros profesionales dando lugar a nuevos sistemas de reacción a la enfermedad, pasando de escenarios tales como «llamaré al médico porque me encuentro mal» a otro de «me llama el médico para prevenirme de mi próxima dolencia», un contacto médicopaciente menos presencial pero más efectivo en virtud de una digitalización envolvente de la vida humana. Europa habrá jugado un papel decisivo en este escenario, obteniendo sinergias tanto del espacio europeo de datos sanitarios como de la nueva legislación farmacéutica europea.
El texto completo del informe puede encontrarse en la web bajo el título de ‘Los cambios que necesita la sanidad actual’. De lectura recomendada para cuantos sientan inquietud por el porvenir de este área crítica de nuestra vida económica y social. Está cuajado de novedades sorprendentes.
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