Artículo publicado en El Correo – edición impresa (05/02/2024)
Las primeras elecciones competitivas de los últimos años justifican el entusiasmo partidista y las ganas de contagiar a una ciudadanía que no comparte esa intensidad emocional. Van apareciendo encuestas y en la de EL CORREO se pueden observar varias cosas interesantes.
El panorama que dibuja es muy parecido a los resultados de este ciclo electoral. Lo que quiere decir que cada vez es menos creíble la teoría de que los resultados de las forales, municipales y generales de 2023 representaban un toque de atención al PNV y que sus votantes perdidos volverían de forma natural si atendían bien sus señales. No solo no han vuelto tras el anuncio de la exclusión del lehendakari como candidato, sino que tiene abierta una fuga por goteo hacia EH Bildu. Un 8% de sus votantes de las forales declara su intención de votar a su principal rival en las próximas elecciones vascas. La campaña podrá servir al PNV para paralizar su tendencia descendente y movilizar a los que le votaron en las últimas forales. Por ahora no hay señales de que pueda servir para recuperar a los votantes perdidos.
Respecto al efecto de los nuevos candidatos, la realidad es que no se puede hablar de un efecto relevante del tipo que tuvo, por ejemplo, la designación de Salvador Illa como candidato socialista a las últimas elecciones catalanas. Ni Imanol Pradales ha alterado la tendencia descendente de su partido, ni Pello Otxandiano ha aumentado la velocidad del trasvase de votos hacia EH Bildu. Ambos tienen un índice similar de apoyo y de rechazo. Respecto a Otxandiano, entre los que le conocen solo aciertan a asociarle con EH Bildu un 59%. Un 10% piensa que es del PNV. La novedad o frescura que pudiera representar Pradales seguramente se vea afectada por la cohabitación con el lehendakari y su activismo gubernamental.
El PNV sufre un desgaste electoral, pero al mismo tiempo es el partido más querido como socio de gobierno de coalición por la mayoría de la ciudadanía vasca. Un 66% de la ciudadanía vasca incluye al PNV en su fórmula favorita de gobierno. La mayoría de los votantes de EH Bildu quiere juntarse con el partido del candidato Pradales, la mayoría de los votantes del PSE priorizan la coalición con el PNV sobre cualquier otra, y lo mismo los votantes del PP. La fórmula de los partidos de izquierda sin el PNV solo es apoyada por el 24% de los vascos. Estos datos explican por qué tanto EH Bildu como el PSE han elegido como una estrategia ganadora incluir al PNV en su gobierno ideal del futuro.
Lo que pase en las próximas elecciones y la gobernabilidad de los próximos cuatro años también estará muy relacionado con la digestión de los votantes del entorno de Podemos y Sumar de la ruptura de su ya exiguo espacio político en dos candidaturas diferenciadas. Su representación puede aún menguar más, lo que haría incrementar las opciones de que EH Bildu se convierta en la primera fuerza política del Parlamento vasco. Pero si consiguen finalmente alcanzar representación, aunque sea mínima, podrían ser la llave que complete la mayoría de la coalición del PNV y del PSE. El tripartito de izquierdas sin el PNV no está por ahora ni en los deseos de la ciudadanía vasca ni en la estrategia de EH Bildu ni del PSE.
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