El docente de la Universidad de Deusto y recién nombrado presidente de Unicef Euskadi recuerda que el 24,3% de los niños y adolescentes vascos está en riesgo de pobreza o de exclusión social.
Entrevista publicada en El Correo (19/02/2024) | Luis Gómez.
Catedrático de Economía y Finanzas en la Universidad de Deusto, dirige también el Departamento de estudios de Laboral Kutxa y es miembro del Consejo Económico y Social (CES). Luce con orgullo en su muñeca izquierda una pulserita de tela de Unicef. Es el nuevo presidente de la ONG que ayuda a la infancia en Euskadi.
– ¿Qué le ha llevado a ser presidente de Unicef?
– Pues la edad. Así de claro.
– ¿La edad?
– Sí. Se lo explico muy fácil. Ya estoy muy cerca del final de mi vida profesional.
– ¿Cuántos años tiene?
– Cumplo 60 este año y uno se da cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. Hay momentos en que miro un poco para atrás y me digo ‘qué suerte he tenido’. Tuve unos padres, ‘hijos de la guerra’, que no tuvieron nada, pero su mayor empeño fue darnos formación. A mí y a mi hermana. He recibido mucho de esta sociedad e igual ha llegado el momento de devolverle algo.
– Ya.
– Hay otro factor que me ha animado a esta historia. Tengo un hijo adolescente de 15 años.
– ¿Y?
– Es bonito que vea que su padre hace algo absolutamente gratuito por la sociedad. ¿Por qué he apostado por Unicef? Cualquiera es capaz de empatizar con el colectivo de niños.
– ¿Qué planes tiene?
– Cualquier presidente te diría que intentar hacer que Unicef desaparezca porque su objetivo fundacional ya no tiene sentido.
– ¿Ese sería su sueño?
– Exacto. Esto, evidentemente, parece una utopía, desafortunadamente, a día de hoy. Fomentamos la educación en valores con la actividad de 17 centros y el programa Ciudades Amigas de la Infancia, que cuenta con nueve municipios vascos adheridos.
– Algo es algo.
– Parecen pocos pero si nos ponemos a sumar en esas localidades viven el 30% de los niños, niñas y adolescentes vascos. Pretendemos poner en el centro a los pequeños dándoles voz y participación en las decisiones.
– ¿Los niños siempre pagan el precio más alto?
– Desafortunadamente, la respuesta es afirmativa. Podemos mirar fuera de nuestras fronteras, pero algunos datos de Euskadi llaman mucho la atención.
– ¿Para mal?
– La encuesta de condiciones de vida del INE revela que el 24,3% de la infancia vasca está en riesgo de pobreza y de exclusión social.
– Muchísima gente.
– Esto implica una cosa muy clara: los niños lo están pasando mal. Y si los niños lo pasan mal, eso va a tener un coste en términos de bienestar a medio plazo. Estamos hablando de pobreza, pero hay otros factores que también tienen su relevancia.
– ¿Negativa?
– Si reparamos en el acoso escolar, ahí la proporción se va a más de un 33%.
– Porcentaje altísimo.
– Y luego tenemos el ciberacoso, la violencia sexual… Son problemas que están en nuestra sociedad y que ponen de manifiesto la necesidad de crear entornos seguros que permitan a los niños desarrollarse como personas.Tampoco me olvido de la infancia emigrante no acompañada. Y hay otro aspecto que ahora se está visualizando mucho, que es el de la salud mental.
– ¿También entre los niños?
– Sí, sí. A raíz de la pandemia, este asunto empezó a cobrar vigencia. ¿Qué implica? Que tenemos que poner el foco en la prevención, detección y en intentar ayudar a los afectados con estos conflictos. Se necesitan recursos humanos, materiales… ¿Cuánto gasta Euskadi en materia de infancia y familia? Pues algo así como el 3,4% del total de la inversión en protección social. ¿vale?
– Muy poco, ¿no?
– Claro, cuanto te comparas con otros países, la economía tiene estas cosas. En los países punteros de Europa está por encima del 8%. Hombre, uno de nuestros deseos es tratar de influir para que ese gasto que dedicamos a infancia y familias se vaya aproximando al estándar europeo.
– ¿Este objetivo ya es labor de las instituciones?
– Correcto.
– ¿Las administraciones públicas ayudan como deben?
– La sociedad vasca es claramente generosa. Si en España Unicef cuenta con 440.400 socios, en Euskadi somos 27.000. Tenemos más peso en términos de socios que como referente poblacional.
– ¿Se magullan los derechos de los niños de forma constante?
– Los problemas que tenemos aquí son magulladuras, pero si nos vamos a países en vías de desarrollo el drama es enorme. Gaza es ahora mismo el lugar más peligroso del mundo para un niño o niña. Más de un millón y medio de pequeños están desplazados.
– Terrorífico.
– Es algo tremendo. Están solos. Necesitan ayuda y protección. ¿Y qué se encuentran? Bombardeos, hambre, nada de higiene…
-¿Los adultos escuchamos a los niños?
– Normalmente no. Unicef lucha para que se conviertan en el eje. Por eso nuestros programas van más allá de la protección.
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