A mayor experiencia, mayor probabilidad de acertar al tomar decisiones. Aunque también interviene el azar
Puede llegar a ser mayor la intuición de un conserje que la de un bombero a la hora de rescatar a los vecinos de un incendio como el ocurrido en Valencia?
La intuición es la capacidad de comprender rápidamente una situación desde el subconsciente sin necesidad de pasarla por el razonamiento; es decir, un atajo para la toma de decisiones rápidas (no confundir con el instinto, que es el acto reflejo de retirar el dedo de la llama). Los jueces dirimirán si hubo o no negligencia. Sin embargo, de lo que no hay duda es de que en las decisiones instintivas intervienen al menos dos aspectos: la experiencia y la fortuna.
A mayor experiencia, más probabilidad de acertar (aunque no está garantizado porque no todas las variables son controlables). Un ajedrecista, con una mirada rápida al tablero, tiene muchas más probabilidades que yo de acertar el próximo movimiento del adversario. Sin embargo, hay una ínfima posibilidad de que, por azar, yo acierte y él no.
La intuición es una característica que compartimos con el resto de animales. De hecho, fue muy poderosa en los inicios de nuestra especie, ya que los seres con mayor intuición fueron los que más prosperaron. Pero con la llegada de sociedades más sofisticadas fue relegada a un segundo plano, imponiéndose la razón y la lógica. Sin embargo, esta tendencia está cambiando gracias a grandes pensadores como Carl Jung y el Nobel de Economía Daniel Kahnemann.
¿Cómo se puede explicar, si no, que a usted le paguen tanto por un trabajo que realmente no es tan técnico o difícil de hacer por alguien que no tenga sus estudios? ¿Aplica muchos de esos conocimientos tan detallados que estudió o llega a veces a su casa pensando que casi cualquiera podría hacer su trabajo? Es el llamado ‘síndrome del impostor’. Quédese tranquilo: aunque no lo parezca, usted tiene mucha más capacidad de acertar en si le van a comprar ese producto o si su mercado va a caer en los próximos meses. ¿Y por qué? Porque por lo que realmente le pagan es por predecir mejor que el resto lo que va a ocurrir. Es decir, por tener mayor intuición para tomar decisiones ahora sobre lo que va a ocurrir.
Del mismo modo que un bombero en su trabajo, usted tiene almacenados en su subconsciente patrones que ha observado una y otra vez, y eso vale mucho. A más experiencias similares, mayor probabilidad de acertar. Sin embargo, cuando es un socorrista español de vacaciones en el Caribe tiene menos variables controladas porque desconoce esas aguas.
Pero más allá de la experiencia comentábamos que también interviene la fortuna. Ese punto de azar, a veces para bien y otras para mal. Esa probabilidad desconocida de acertar o no al bajar por el medio de unas escaleras en llamas si es el primer incendio al que me enfrento en mi vida.
En una situación como la de un incendio, quizás habría que añadir un tercer aspecto crítico: la velocidad de reacción. Solo quien estuvo dentro de la tragedia puede hacer un análisis detallado de todo ello; pero es probable que esta variable, tan bien usada por el heroico conserje, supliera su falta de patrones similares en el subconsciente. Ahora bien, de partida ¿quién tiene más probabilidad de acertar si una estructura calcinada va a ceder: un conserje o un bombero?
Afortunadamente, en nuestra vida cotidiana podemos darnos un tiempo más para acertar en la toma de decisiones. Por eso creo que es un error confiar todo a la intuición. Es el médico que solo con observar cómo camina un paciente diagnostica que lo que le pasa es sin más un cansancio muscular en el brazo (cuando en realidad quizás padece de ELA, por ejemplo). Pero tampoco ser demasiado racional parece la solución. Es el médico que cree que, ante una quimioterapia, a la paciente le debe parecer secundario perder todo su cabello (cuando desde una perspectiva emocional no tiene por qué ser así).
Probablemente la solución está en aplicar una combinación de ambas. Henri Poincaré, uno de los mejores matemáticos de la historia y creador de la teoría del caos, afirmaba que descubrimos las cosas por medio de la intuición y las probamos por medio de la lógica. Y estoy plenamente de acuerdo. En la toma de decisiones de nuestra vida diaria creo que debemos desarrollar primero la intuición para después ratificarla o no por medios racionales. Es el médico que sigue indagando en su diagnóstico partiendo de intuiciones iniciales pero desarrollando pruebas médicas de precisión posteriores para descartar o ratificar sus indicios de manera más científica.
Demos más espacio a la intuición, ya que, como afirmaba Albert Einstein, «la mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al sirviente y ha olvidado el regalo
Deja una respuesta