Artículo publicado en El Correo (25/03/2024)
Mis queridos compatriotas estadounidenses: el derrame, la teoría económica del derrame nunca ha funcionado en los Estados Unidos. Ha llegado la hora de hacer crecer nuestra economía a partir de las bases y de las clases medias». Estas solemnes palabras fueron pronunciadas el 28 de abril de 2021 ante el Congreso norteamericano por Joe Biden con ocasión de sus cien primeros días como presidente del país. ¿Qué es eso de la ‘economía del derrame’ que llegó a merecer un desaire tan rotundo en una de las primeras comparecencias en el Congreso americano de Joe Biden?
La teoría del ‘derrame’ postula rebajar la fiscalidad de las rentas altas, en base a su mayor capacidad de ahorrar e invertir, y de esta manera elevar el nivel de la renta ambiental, hecho que afectará inducidamente a todos, también a las clases más desfavorecidas. Bueno será indagar qué hay de cierto en ello.
Un estudio de 2014, referido al caso español durante los años 1998 a 2009 compara el crecimiento económico alcanzado durante la referida época con la tasa de riesgo de pobreza. La tasa creció desde 1998 hasta 2006 a pesar del auge económico registrado en el periodo. Por el contrario, con el desplome económico en los años 2007, 2008 y 2009 se produjo una estabilización en enúmero y porcentaje de hogares con ingresos inferiores al umbral de la pobreza, lo que contradice en principio las tesis económicas del derrame. La aparente contradicción tiene sin embargo un importante soporte. Y es que al aumentar la renta mediana, el umbral de pobreza -que es un concepto relativo- también lo hace y el número de afectados aumenta. Lo mismo ocurre al revés.
Confirmando la complejidad conceptual del tema, estudios más recientes arrojan, alternativamente, resultados positivos o negativos y en todo caso poco concluyentes. Alberto Alessina y Dani Rodrick, después de analizar la evolución de 65 naciones industriales, concluyeron que existe una relación nimia o inexistente entre desigualdad y crecimiento económico. Pero cuando Ronald Reagan puso en práctica su programa expansivo en 1981, bajando drásticamente los impuestos, cosechó un éxito rotundo y la relación directa fue fácilmente comprobable, aplaudida y secundada.
El tema estudiado guarda, asimismo, una cierta relación con la curva de Laffer que sostiene -dentro de determinados intervalos- la correlación inversa entre recaudación y los tipos impositivos. Con tipos de gravamen más bajos, una mayor recaudación financiaría mayores niveles de gasto público, que a su vez proporcionarían más ayudas sociales, que rebajarían la pobreza por debajo de su umbral efectivo.
Si eso fuera así, un aumento de la presión fiscal perjudicaría al objetivo de la reducción de la pobreza, mientras que una reducción de la presión fiscal tendría un ‘efecto derrame’ inducido y rebajaría el nivel de indigencia del país. La dificultad práctica estriba en determinar para cada región o país el punto o tipo de inflexión de los resultados. Desde 2018, uno de los objetivos de Pedro Sánchez ha sido el aumento de la presión fiscal, hasta el punto de haber aprobado más de 50 medidas orientadas a aumentar la recaudación tributaria. Estas decisiones han situado a España como el país europeo que más ha aumentado su presión fiscal entre 2019 y 2022, un aumento tan destacado que equivale a 14 veces el alza promedio de la Unión Europea en el mismo periodo.
Confirmada o desmentida por los estudios de campo, la teoría del derrame goza de una apabullante mayoría de detractores en relación con sus defensores. Entre los primeros, el Papa Bergoglio, quien manifestó en 2013 que «la teoría del derrame jamás ha sido confirmada por los hechos y expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico». De todas formas, como es sabido, al no referirse a la fe y a las costumbres, su opinión no es vinculante.
Una última reflexión: frente a la multitud de escépticos que criticó ferozmente en su día la construcción del lujoso Museo Guggenheim de Bilbao, reivindicando destinos sociales alternativos para los fondos consignados para la obra, otros tantos admitirán en la actualidad que se ha tratado de un ejemplo de libro sobre las bondades de la teoría del derrame y su notable influjo beneficioso en el tejido económico de la ahora próspera urbe del Nervión.
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