Artículo publicado en El Correo (10/04/2024)
Las nuevas migraciones transnacionales llegaron a nuestra tierra casi con el nuevo milenio. Hoy, 294.421 ciudadanos y ciudadanas vascas (un 13%) proceden de otras partes del globo.
Durante estas dos últimas décadas, el esfuerzo por parte de nuestras instituciones se ha centrado en políticas de acogida. El futuro, sin embargo, no se ubica en ese espacio sino en el de la inclusión. Son muchos los/as jóvenes vascos que deben compaginar su identidad con dos o más culturas o formas de concebir la vida social. Desde la perspectiva intercultural, la sociedad vasca se nos presenta ahora más híbrida que nunca. Es en la gestión de esa nueva ciudadanía, abierta, flexible y heterogénea, donde radica la clave de nuestra convivencia en las próximas décadas.
Hemos cometido errores. Las limitaciones de los servicios sociales, los protocolos burocráticos, los marcos legislativos-normativos, la situación de la población irregular invisible, la debilidad organizativa del tejido asociativo migrado, los problemas de acreditación formativa, etc… muestran debilidades. Aun así, el mayor error ha sido contemplar la integración desde una visión altamente idealizada, sin entender que la inclusión se basa en hablar claro sobre derechos y deberes de ciudadanía. La única forma de convivir en un mismo lugar común. La sociedad vasca se enfrenta al reto ilusionante de trabajar con inteligencia los espacios de mezcla y las intersecciones de distintas culturas. Desde una perspectiva intercultural la diversidad nos ofrece esta posibilidad abierta.
Aprendamos de errores pasados, y apostemos por un futuro de mestizaje y enriquecimiento, construido no desde el folclorismo sino desde el compromiso. Es necesario buscar esa identidad compartida (Kymlicka W.) que permite el mantenimiento de marcadores étnicos, de prácticas culturales y de rituales religiosos sin que por ello se vea mermado el sentimiento común de ser vascos, españoles y europeos. Toda sociedad debe afirmarse en los valores comunes universales como fundamento de coexistencia. Toda sociedad, también la vasca.
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