Artículo publicado en Estrategia Empresarial (16/04/2024)
El pasado 7 de marzo el BCE decidió mantener los tipos de interés, algo esperado por la mayoría de los analistas. Sin embargo, la posterior rueda de prensa no arrojó luz sobre cuándo puede producirse la primera bajada de tipos que, como pronto, se anticipa para el próximo mes de junio. Pero lo que sí quedó claro en la rueda de prensa es que el BCE sigue muy centrado en el comportamiento de los salarios y beneficios de la eurozona.
Analizando las previsiones del personal del BCE se aprecia, con respecto a las realizadas el pasado mes de diciembre, una leve caída de la tasa esperada de crecimiento de la economía de la eurozona en 2024 de dos décimas, que alcanzaría un valor del 0,6% y que se recuperaría posteriormente a valores similares a los previstos en diciembre para 2025 y 2026 (valores del 1,5% y del 1,6% respectivamente). En lo que respecta a la inflación se espera que en 2025 alcance el valor objetivo del 2% y la subyacente el 2,1%. En definitiva, desde el punto de vista de las previsiones, todo parece controlado. Un bajo crecimiento y el efecto de unos tipos elevados ayudan a controlar la inflación y, teniendo en cuenta los retardos asociados a la política monetaria, junio puede ser un buen momento para comenzar la bajada de tipos un 0,25%, seguido de tres correcciones adicionales de la misma magnitud hasta finales de 2024.
Si miramos los datos recientes (Fuente: BCE, cifras corregidas de variaciones estacionales) de inflación se aprecia que por un lado se ha producido una importante caída del índice en tasa interanual desde valores del 5% el tercer trimestre de 2023 al 2,7% el cuarto trimestre. En cuanto a la inflación subyacente la corrección ha sido así mismo importante, pasando del 6,1% al 4,3% en dicho periodo. Y la caída se puede asociar a la corrección que se ha producido en el precio de los bienes, que se puede dar por finalizada, frente a los precios de los servicios que son una buena aproximación de la inflación de los precios internos y que se muestran obstinados a ceder puntos porcentuales en la tasa de crecimiento.
Los datos del PIB del cuarto trimestre ayudan completar el puzzle. El deflactor del PIB ha pasado de crecer en tasa anual el 5,9% el tercer trimestre de 2023 a un 5,3% el cuarto trimestre. La bajada del 0,6% es algo exigua si la comparamos con la caída del subyacente comentada previamente debido a la elevada correlación entre ambas series, pero por otra parte sugiere la fortaleza de las presiones internas sobre los precios. Desafortunadamente el próximo dato del deflactor no estará disponible hasta el día 7 de junio, justamente un día después de la reunión de política monetaria del BC
Y es aquí donde enlazamos de nuevo con la preocupación por parte del BCE en cuanto al comportamiento de los salarios y los beneficios. El salario medio ha pasado de crecer al 5,1% el tercer trimestre de 2023 al 4,6% el cuarto trimestre y la evolución negativa de la productividad hace que los costes laborales unitarios hayan pasado de crecer un 6,5% a un 5,8%. En cuanto al margen por unidad de producto la corrección ha sido más intensa, pasando de 4,7% a un 2,8% en el periodo analizado.
¿Qué conclusión se puede sacar de la batería de datos aportada? La inflación todavía es elevada y el crecimiento de los precios sigue siendo fuerte en la Eurozona. Y ello a pesar de que las previsiones apuntan en la dirección correcta y que la previsible mejora de la productividad produzca una ralentización de los costes laborales unitarios. Pero la incertidumbre es elevada por el momento. Por ello, aunque la expectativa de que la primera bajada se produzca el próximo mes de junio es razonable, en caso de tener que asignar riesgos a dicha previsión irían en el sentido de que dicha bajada se dilatase algo en el tiempo.
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