Artículo publicado en el blog Ekonomiaren Plaza de El Diario Vasco (21/05/2024)
Uno de los momentos en los que más disfruto en el curso académico es cuando llega el mes de mayo y celebramos los seminarios de investigación en los cuales los estudiantes de doctorado comparten el avance que han realizado en sus respectivas investigaciones, y nosotros les damos feedback para poder enriquecer sus resultados e ir consolidando sus tesis doctorales.
Supervisar estudiantes de doctorado es una responsabilidad crucial en el mundo académico. Los estudios de doctorado (o de tercer ciclo) son duros, ya que la investigación no se puede predecir a priori, y, generalmente, el proceso de investigación nos lleva a explorar vías que no habíamos contemplado, ya que aquellas que habíamos considerado como plausibles inicialmente, cuando hemos empezado a explorarlas, o bien hemos visto que no nos llevan a ninguna parte, o bien nos llevan a un sitio por el que ya han pasado otros muchos con anterioridad. Esta incertidumbre, acompañada del trabajo de reflexión individual, hace que muchos estudiantes de doctorado experimenten problemas de bienestar. En la literatura hay una gran cantidad de artículos que han profundizado sobre la salud mental de los estudiantes de doctorado (aquí tienes un ejemplo y aquí otro), pero sin embargo, rara vez se presta atención al bienestar de los directores de tesis. La función de un director de tesis doctoral es la de guiar y supervisar la investigación del doctorando, asegurando que su trabajo sea original y cumpla con los estándares académicos requeridos para obtener el grado de Doctor. Un estudio reciente de tres investigadores de la Universidad de Helsinki arroja luz sobre esta área, generalmente olvidada.
El estudio encuestó a 561 directores de tesis, a quienes se les preguntó acerca de sus niveles de compromiso laboral y de agotamiento físico y psicológico, y sobre cómo éstos influyen en la interacción con la persona supervisada y en la calidad de los resultados alcanzados por la misma. Los resultados evidencian cómo los directores de tesis declaran tener altos niveles de entusiasmo, energía y satisfacción con su trabajo y niveles moderados de agotamiento. Sin embargo, el estudio también revela variaciones en el bienestar en función de factores individuales y contextuales:
- La carga de trabajo: Un factor clave es la percepción de la idoneidad de la carga de trabajo de supervisión. Los supervisores que consideran tener el número adecuado de estudiantes de doctorado (ni demasiados, ni muy pocos) manifiestan un mayor compromiso laboral y un menor agotamiento en comparación con los que se sienten sobrecargados o infra cargados.
- Diferencias entre géneros y disciplinas: por un lado, las supervisoras declaran mayores niveles de agotamiento que sus pares masculinos, lo que refleja cómo las disparidades de género también existen en el mundo académico. Por otro lado, los supervisores de ciencias de la salud manifiestan un mayor compromiso laboral que los de humanidades, ciencias sociales y ciencias medioambientales/biológicas, posiblemente debido a la relevancia y el impacto inmediato de su investigación durante la crisis sanitaria de la COVID-19, que es cuando se recopilaron los datos.
- Apoyo profesional: una de las conclusiones más significativas del estudio reside en el papel crucial de la comunidad académica. Los supervisores que se sienten alentados y apreciados por sus colegas manifiestan una mayor confianza en sus competencias de supervisión, así como una mejor calidad en su desempeño, en función de la percepción de los estudiantes supervisados. Esta red de apoyo profesional parece ser un factor clave para promover el compromiso laboral y reducir el agotamiento entre los supervisores.
- Apoyo específico a los directores de tesis “primerizos”: los supervisores que inician su carrera (aquellos que aún no han alcanzado un nivel de profesor titular o de catedrático) presentan un mayor riesgo de experimentar problemas de bienestar que aquellos que cuentan con mayor recorrido profesional.
Los anteriores resultados subrayan la importancia de fomentar un entorno de apoyo dentro de la comunidad académica (también) para los directores de tesis, lo que puede ayudar a cultivar un entorno de investigación que beneficie tanto al profesorado como a los estudiantes de tercer ciclo. Para ello, los autores del artículo sugieren medidas de apoyo específicas, como la co-supervisión de las tesis doctorales, que tiene una incidencia directa en la creación de confianza y en el desarrollo de competencias entre el profesorado novel, así como la creación de redes internas en las cuales los supervisores puedan debatir sus experiencias. En este sentido, el artículo evidencia que la supervisión de doctorandos que pertenecen a grupos de investigación está relacionada con un mayor bienestar del supervisor en comparación con la supervisión en solitario, ya que el doctorando puede interactuar con múltiples miembros dentro del equipo de investigación, enriqueciendo su experiencia y sus resultados.
Tal vez el curso que viene, además organizar seminarios de investigación para escuchar la evolución que han tenido los estudiantes de doctorado, también deberíamos organizar seminarios en los que los directores de tesis expongamos nuestras experiencias de supervisión. ¡Ahora mismo escribo a la escuela de doctorado para proponer esta idea!
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