Artículo publicado en El Correo (10/06/2024)
La Comisión Europea es un yacimiento de información económica de calidad en lo referido a sus países miembros. Ahora vuelve a ilustrarnos acerca del progreso social del Viejo Continente.
Como resumen adelantado, la edición de 2024 del ‘EU Social Progress Index 2.0.’ confirma que el progreso social varía notablemente entre las regiones de la Unión Europea, y que los países nórdicos tienen un desempeño consistentemente mejor que el resto de los Estados miembros. Aproximadamente, el 60% de las personas en la UE viven en regiones que superan la puntuación de progreso social promedio, pero esta cifra disminuye al 50% al enfocarse únicamente en necesidades básicas como atención médica, saneamiento y vivienda. Los resultados muestran igualmente que las regiones con un mayor progreso social tienden a tener menos personas en riesgo de pobreza o exclusión social y una brecha de género menor en el empleo. Ofrecen, además, mejores oportunidades para que los jóvenes graduados ingresen en el mercado laboral.
Adelantemos ya que España ocupa la decimoquinta posición entre las veintisiete economías de la UE en términos de progreso social. El índice puntúa factores relativos a tres macroconceptos: las necesidades básicas (nutrición, sanitización, vivienda y seguridad), las bases del bienestar (educación, comunicaciones, salud y medio ambiente), y las oportunidades sociales (gobernanza, libertad, inclusividad y educación avanzada). Los países nórdicos obtienen sistemáticamente mejores resultados que el resto de los países del este y del sur.
Pasemos ahora a las clasificaciones.
En índices, y estableciendo como base 100 la media de la Unión Europea, Finlandia se erige en líder del progreso social con 129,6 puntos. España suma 103,3 y como la mejor región española se alza el País Vasco con 113,5 puntos. A continuación de Finlandia figuran Suecia (128,7), Dinamarca (128,6), Países Bajos (122) y Austria (113,2). Cierran la lista Grecia (79,7), Rumania (63,4) y Bulgaria (60,8).
Los ‘top 10’ en cuanto a la oferta de oportunidades sociales son Dinamarca (150,7 puntos), Suecia (146,8), Finlandia (146,3), Países Bajos (137,6), Irlanda (124,9), Bélgica (118), Austria (117,4), Luxemburgo (114), Estonia (111,4), y Alemania (110,2). Estos 10 países tienen sus mayores fortalezas en la educación superior, la buena gobernanza, la libertad de elección y la excelente información y comunicaciones.
El informe agrega el detalle de los elementos del progreso social en España y en sus regiones. Siempre con referencia a la base 100 de la media comunitaria, las regiones que mejor desempeñan en progreso social son País Vasco (113,5 puntos), La Rioja (110,3), Galicia (109,9) y Navarra (109,5), cerrando la lista con Extremadura (97,3), Andalucía (95,6), y Ceuta (93).
La Rioja, País Vasco, y Aragón destacan en seguridad. Las peores puntuaciones corresponden en general a vivienda, principalmente en Extremadura (75,2 puntos) y Canarias (68,5). En cuanto a la calidad ambiental y la información y comunicaciones encabezan la clasificación el País Vasco y Cantabria. Los peores registros en educación básica se adjudican a Murcia, Andalucía, y Castilla-La Mancha. La mejor puntuación singular corresponde a Navarra por el epígrafe educación superior (160 puntos), y la menor a Andalucía por el concepto libertad de elección (80,6). En general las mejores oportunidades se hallan en Cantabria y Madrid seguidas de Navarra y País Vasco con puntuaciones todas ellas superiores a los 120 puntos.
Con independencia de las reflexiones expuestas, merece la pena prestar brevemente la atención al desempeño de España en los distintos ámbitos de la actividad social y económica. La realidad es que figurar en la posición 15 entre las 27 economías de la Unión Europea, esto es, por debajo de la línea divisoria de la primera mitad que se fijaría en 13,5 está simplemente regular. Nuestra modesta y mediocre realidad es que estas posiciones vienen repitiéndose en la mayoría de nuestras clasificaciones de relevancia económica y social.
Es difícil encontrar a nuestro país en lugares de cabecera en los rankings de desempeños económicos y sociales. Y esto no significa replicar al escepticismo de generaciones anteriores, sino datos y registros puros y duros. Está claro que dedicarse a lamerse las heridas y a quejarse de las propias desgracias no es el mejor camino para el progreso de un pueblo, pero, aunque no vayamos mal, la conclusión es que ni jugamos la Champions, ni vamos en moto, ni pilotamos cohete alguno.
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