¿No será que buscamos solucionar un conflicto del ámbito festivo, no formal, con claves, simbólicas e interpretativas, que se corresponden más con un tiempo formal?
Artículo publicado en El Correo (06/07/2024)
Reconozco que, desde que se produjo la fractura entre las cuadrillas de Blusas y neskas, un extraño sentimiento de decepción se apoderó de este viejo blusa. No alcanzaba a entender que una asociación que engloba, básicamente, a personas cuya razón de ser era simplemente desear pasarlo bien durante las fiestas patronales de nuestra ciudad, esto es durante el tiempo extraordinario de la fiesta, se enzarzara en una serie de movimientos más propios de una corporación, institución o asociación seria y rigurosa, que trabaja durante el tiempo cotidiano.
Que los comisionados para gestionar la ‘txufla’ se tomen el asunto como si se tratara de las conversaciones para un intercambio de prisioneros rusos y ucranianos en la línea del frente de la ciudad de Zaporizhia no deja de resultar para mí incomprensible. Sentí cierta ilusión el año pasado, cuando Gorka Ortíz de Urbina, en un gesto generoso ofreció la posibilidad de acompañarle en su última actuación a blusas y neskas de ambas organizaciones, Comisión y Federación. Desconozco que se ha cocinado en la trastienda, pero quiero creer que ese proceder del Celedón saliente junto con el talante conciliador del entrante, Iñaki Kerejazu, ha generado alguna inercia positiva para que la concejala de cultura actual, por cierto, una persona a la que aprecio y también conciliadora en extremo, se haya atrevido a iniciar ese proceso de mediación a través de la Fundación Gizagune. No voy a mencionar el tema de los emolumentos de los mediadores, no lo haré, que eso sí que ha levantado alguna
ampolla entre la ciudadanía gasteiztarra. El caso es que, cuando San Fermín anuncia el jolgorio festivo a la vecina Navarra y a medio mundo, en nuestra ciudad parece que el proceso de mediación se anuncia fallido.
Las causas pueden ser muchas, pero, me pregunto ¿No será que buscamos solucionar un conflicto del ámbito festivo, no formal, con claves, simbólicas e interpretativas, que se corresponden más con un tiempo formal? Yo tengo una idea, aquella idea que escuchaba cuando era un niño a los amigos de mi padre: «En fiestas los líos de blusas se solucionan con la ley de blusas». Claro que en aquellos tiempos se trataba de reconvenir al que se había merendado lo de los demás, casi siempre también se lo había bebido; o bien cómo llevar hasta casa y meter en la cama, sin que se enteraran sus padres, a aquel novato al que le habían sentado mal la mezcla de bebidas espirituosas ingeridas. Normalmente una colleja arreglaba todo.
Yo voy a proponer una idea alternativa. Ahí va: en una primera vuelta varios/as blusas y neskas de ambos grupos se reúnen en una tasca, de las muchas que hay por la ciudad y aledaños, a quienes ya cantara Alfredo Donnay. Allí, en un almuerzo de confraternización, animado con un par de huevos fritos con callos, regado con buen vino de Rioja Alavesa, se habla del tema y se llega a una reunificación. Si no se consigue, en la segunda vuelta, se inicia el proceso de café, a ser posible carajillo, con las botellas de patxaran encima de las mesas, con generosidad, ¡ah! y también unos chuchitos de mi querido Luis López de Sosoaga, mano de santo en labores de negociación. Les aseguro a ustedes que es un procedimiento mucho más dialógico y eficiente, testado durante varias décadas de fiestas de vitoria por conocidos blusas y neskas del famoso Institute of Mediation of the Vitoria festivities. Seguro que logran la paz, y si no¿ oye, pues igual tenemos una nueva Comisión Confederada de Federaciones Comisionadas de Blusas y Neskas. La CCFCBN, que tampoco suena tan mal. Yo apostaría por ello.
Deja una respuesta