El comportamiento de expedición favorece el compañerismo.
Artículo publicado en Expansión (24/09/2024)
“Asegúrese de tener su máscara ajustada antes de ayudar a otros pasajeros. Aquellos que viajan con niños deben colocarse su máscara y luego colocársela a los niños”. Es el mensaje que da cualquier aerolínea antes de despegar, pero la primera vez me pareció egoísta y desconsiderado, y, sin embargo, ¿cómo cuidar si uno no se cuida?, ¿cómo entender si uno no se entiende? Generosidad no es buenismo ni idealismo. Es un superpoder al que todos tenemos acceso. Deambular por los numerosos estudios que existen al respecto es como practicar eso que los japoneses llaman shinrin-yoku o –un baño de bosque–, un paseo sanador que puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y nos fortalece.
Los datos son claros y optimistas. Diversos estudios nos recuerdan el inmenso poder que tiene el acto de dar, no solo para quienes reciben, sino para quienes dan. Aristóteles ya afirmaba que la generosidad desempeña un papel fundamental en el cultivo de la virtud y en el desarrollo de un carácter más bondadoso, lo que resulta esencial para alcanzar la felicidad. El informe The Science of Generosity, de Greater Good Science Center de la Universidad de California en Berkeley, explora cómo la generosidad impacta en el bienestar individual y colectivo y revela que brindar apoyo enriquece el alma, mejora la salud física y mental.
En un artículo de Harvard Medicine de octubre de 2023, se afirma que la dopamina se libera cuando damos a los demás. Y los científicos lo han comprobado en los laboratorios: hacer bien nos hace bien. Y, sin embargo, ¿por qué la generosidad no abunda? Si de niños nos enseñaban a que compartiéramos, ¿en qué momentolo olvidamos?
Bondad al azar
Los random acts of kindness o actos de bondad al azar son acciones espontáneas cuyo propósito es brindar generosidad y amabilidad. El concepto detrás ellos fue popularizado por Anne Herbert en 1982, cuando escribió la frase: “Practica la bondad al azar y actos de belleza sin sentido” en un mantel en Sausalito (California) al presenciar uno de esos actos de generosidad. En febrero de 1993, Herbert profundizó en el tema en su libro Random Kindness and Senseless Acts of Beauty, en el cual recoge historias reales de actos desinteresados de bondad. Hoy en día, este concepto se ha vuelto sinónimo de poner en práctica esos actos de bondad al azar porque sí. Y en todo el mundo existen numerosos grupos y comunidades que promueven estas acciones espontáneas de generosidad, inspirando a otros a hacer lo mismo.
En el universo de las organizaciones, parece que a veces no entendemos que colaborar, sumar, apoyar y aportar no es un juego donde uno gana y otro pierde. Quizás quienes lideran equipos deben primero enfrentarse a la prueba del espejo, cuestionándose si en sus organizaciones realmente existe una cultura de generosidad que ello fomenta. Si se percibe a los demás como un obstáculo para el éxito personal, la sombra de la desilusión y la frustración alcanzará rápidamente al equipo.
Una cultura de generosidad debe invertir en el desarrollo de los demás, ayudando a cada persona a alcanzar su máximo potencial en lugar de caer en el juego del ego, donde el reconocimiento personal eclipsa el crecimiento colectivo. Solo así se puede construir un ambiente donde la colaboración y el apoyo sean los pilares que sostienen éxito compartido. El escritor Adam Grant afirma en su libro Dar y recibir cómo las creencias de los líderes pueden llegar a catalizar profecías autocumplidas. Si las personas que gestionan equipos consideran brillantes a las de su alrededor, acabarán brillando.
Para ello es clave llevar a cabo acciones que hagan que ese camino se recorra, con interés sincero en que los demás alcancen su máximo potencial. Las investigaciones, señala Grant, revelan que aquellos que donan regularmente su tiempo y conocimientos para ayudar a sus compañeros suelen obtener a la larga mejores reconocimientos. En el mundo del montañismo, esta forma de actuar se denomina comportamiento de expedición. Al igual que el Monte Fuji trasciende su rol como mero hito geográfico, este comportamiento encarna mucho más que una manera de hacer las cosas. Fuji es una profunda conexión con la espiritualidad, simbolizando resiliencia, respeto, una íntima relación con la naturaleza, e inspira y ha inspirado a artistas como Katsushika Hokusai, famoso por su serie Treinta y seis vistas del Monte Fuji, que incluye su icónica obra La gran ola de Kanagawa. Hokusai la pintó cuando tenía 70 años, y, según él, todavía estaba aprendiendoy estaba convencido de que su mejor trabajo estaba por venir.
En el comportamientode expedición, al compartir experiencias y habilidades, el grupo sigue aprendiendo, se enriquece, creando un ambiente de apoyo mutuo, de confianza profunda. Este comportamiento no solo impulsa y estimula la innovación, sino que establece y construye un ciclo positivo que beneficia a todos.
En la empresa, como en la vida, pequeños actos como una sonrisa, un gracias, una disculpa, un detalle, una llamada, un halago… pueden ser el principio de mucho más. “Lo que das te lo das. Lo que no das te lo quitas”, dijo AlejandroJodorowsky.
Deja una respuesta