Artículo publicado en Estrategia Empresarial (05/12/2024)
Como recordaba el Premio Nobel de Economía Paul Krugman, si en algún asunto ha sido consistente Donald Trump es en su amor por los aranceles (otro es su aversión a los inmigrantes). Durante su primer periodo presidencial, Donald Trump ya anunció que era “un hombre de aranceles” y, fiel a esta descripción, provocó disputas comerciales con la mayoría de los países del mundo. En el caso del País Vasco, muchas personas recordarán el arancel del 25% que impuso al hierro y al acero, y del 10% al aluminio, en junio de 2018. También los exportadores de vino, queso, aceite y aceitunas españoles se vieron afectados por un arancel adicional del 25% en octubre de 2019. Estos aranceles estuvieron en vigor hasta la llegada de Biden a la presidencia.
En la presente campaña, Trump ha afirmado que “arancel es la palabra más bonita del diccionario”. Por tanto, no hace falta mucho ingenio para predecir que el primer impacto sobre la economía vasca de un segundo mandato de Trump puede ser un aumento de aranceles. ¿Cuánto pueden aumentar los aranceles de Estados Unidos a las importaciones vascas? Trump ha anunciado que impondrá un arancel universal de entre el 10% y el 20%. Si utilizamos una elasticidad de comercio estándar igual a 2, estos aranceles podrían provocar una caída de entre un 20% y un 40% de las exportaciones vascas a Estados Unidos. Estos porcentajes se pueden traducir en importantes caídas de las exportaciones vascas, ya que Estados Unidos fue el tercer destino de nuestras exportaciones de bienes en 2023 (2.738 millones de euros; 8% del total de las exportaciones del País Vasco). Esta caída es, si cabe, más grave, ya que se produce en un mercado donde todavía el País Vasco exporta muy por debajo de lo que debería.
Trump también ha afirmado que va a aplicar un arancel adicional del 60% a las importaciones de China. Esta medida puede ofrecer oportunidades a las empresas vascas si los consumidores y empresas estadounidenses deciden sustituir los productos chinos por productos vascos. Sin embargo, la medida puede perjudicar a las empresas vascas si estas suministran productos intermedios a las empresas chinas que después exportan a Estados Unidos. Los estudios realizados para España sobre esta cuestión concluyen que, aunque el primer efecto domina sobre el segundo, el efecto sobre las exportaciones es pequeño. Por tanto, no parece que los aranceles adicionales que Estados Unidos pueda imponer a China vayan a favorecer significativamente a las empresas vascas.
Es muy probable que Trump introduzca aranceles adicionales a México, o que renegocie el tratado comercial con este país, si las empresas chinas deciden producir en México, en vez de Estados Unidos, para evitar los aranceles, y si México no aumenta el control sobre los flujos migratorios y el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos. Esto puede perjudicar a las empresas vascas que tienen filiales en México, si utilizan este país como plataforma de exportación a Estados Unidos, o debido a la ralentización de la economía mexicana que pueden provocar los aranceles adicionales.
Por otra parte, es probable que Trump reduzca sus compromisos de defensa en Europa y esto obligue a los países europeos a aumentar su gasto en defensa. Esto puede favorecer a la economía vasca, que tiene una marcada ventaja comparativa revelada en este sector. Asimismo, el menor compromiso de Trump por el cambio climático se puede traducir en un mayor número de permisos para explotar nuevos yacimientos de combustibles fósiles en Estados Unidos. Esto también puede favorecer a las empresas vascas que suministran materiales para dicho sector.
En suma, el retorno de Trump puede provocar tanto efectos negativos como positivos a la economía vasca, aunque lo más probable es que el saldo sea negativo. Confiemos en la capacidad de adaptación que han mostrado las empresas vascas ante escenarios de incertidumbre anteriores para hacer frente a los nubarrones que se avecinan por el Atlántico.
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