Artículo publicado en El Correo (02/01/2025)
El Gobierno central se ha venido arriba y sus ánimos se han calentado con la reciente publicación en la prestigiosa revista ‘The Economist’ de tres artículos en los que se ensalza el comportamiento económico de España en 2024, asignándole el calificativo de líder de la Unión Europea. Pero los datos que en ellos se incluyen, aunque ciertos, exigen alguna revisión en los fundamentos de sus bondades.
El rotativo británico cita un buen número de indicadores de la buena salud de la economía española, como el control de la inflación subyacente (2,4%) por debajo del promedio de la eurozona (2,8%); la continua reducción experimentada por el desempleo general, que se sitúa en el 11,5%, el nivel más bajo en 15 años, con más de 400.000 nuevos puestos de trabajo creados y el paro juvenil que ha pasado del 55% en 2013 al 26% en 2024; o el turismo, donde España ha reafirmado su carácter de potencia mundial, con una entrada de 85 millones en 2023, que generó ingresos por 190.000 millones de euros; y un déficit público contenido. Pero la noticia más destacada ha resultado ser que «España está en cabeza de la lista de la OCDE de este año», con un crecimiento superior al 3%.
Todo lo referido constituye sin duda un éxito, aunque la música deba estar acompañada de una conveniente sordina. Y es que nuestro PIB crece porque aumenta el número de empleos que alimentan directamente la variable producción. A más empleos, salarios y gasto, sigue más PIB, pero sin rastro de aumento de la productividad. Si los crecimientos alcanzados hubieran provenido de un número constante de empleados, entonces aquellos serían debidos a la productividad, la mina de oro de un crecimiento sostenible. Y ello por la constante entrada de emigrantes en el mercado laboral español. Según informa el Banco de España, los extranjeros aportaron 2,3 puntos al incremento total del empleo registrado en 2023, de los tres puntos totales de aumento (el 76,3%), por lo que los nacidos en España solo contribuyeron con 0,7 puntos.
La prueba incontestable de la escasa representatividad del PIB como índice de bienestar se encuentra en el reparto de dicha magnitud entre el número de personas del país. España alcanzó en 2023 un PIB per cápita equivalente al 89% de la medida de la UE (100). Nuestro país aún está por debajo de los datos de 2019 previos al covid 19, cuando el nivel se situaba en el 91%, y más lejos aún del periodo comprendido entre 2002 y 2009, cuando España logró mantener un valor de renta per cápita por encima de la media de la UE.
Hasta aquí la crónica de un éxito con sordina.
Pero lamentablemente, días después de la publicación del reportaje británico, un informe conjunto de la Comisión Europea y el Consejo se ha encargado de encender las alarmas y señalar algunas importantes carencias para España en el ámbito social. En efecto, en 2023, el 26,5% de la población y el 34,5% de los niños estaban en riesgo de pobreza o exclusión social, cifras muy por encima de las medias de la UE (21,3% y 24,8%). Esta situación refleja fallos en la protección social, desigualdades regionales en los servicios públicos y altos niveles de pobreza laboral. La capacidad de las transferencias sociales para reducir la pobreza también se debilitó, cayendo al 22,9% en 2023, frente al 34,7% en la UE, y fue especialmente baja en la reducción de la pobreza infantil (17% frente a 41,4%). La proporción de jóvenes ‘nini’ (12,3%) se redujo, pero seguía siendo significativa. En educación, el abandono escolar temprano fue alto (13,7% frente a 9,5% en la UE), con disparidades regionales marcadas, aunque España haya sobresalido en habilidades digitales, cruciales para las transiciones verde y digital. El informe concluye que estos retos suponen riesgos para la convergencia social, exigiendo más análisis y medidas correctivas.
El veredicto de la Unión Europea ha supuesto con toda razón un jarro de agua fría en temas que atañen al corazón de las condiciones de vida en España. En resumen, la economía española no va como una moto. En 2024, la macro ha ido bien, pero la micro ha dejado bastante que desear.
Deja una respuesta