Artículo publicado en El Diario Vasco (25/10/2022)
Un reciente informe del grupo Rhodium constata que mientras el flujo de inversión directa extranjera (IED) desde Europa hacia China ha crecido con fuerza durante 2021 (después de un año en plano por la pandemia en 2020, y superando niveles pre-pandémicos), el grueso de la IED se está concentrando en manos de unos pocos actores empresariales, sectores y países. Los jugadores más prominentes son empresas (alemanas) como BASF, BMW, Mercedes Benz y Volkswagen, sectores como automoción, procesamiento de alimentos, farmacéutica/biotech, química y fabricación de electrodomésticos, y países como Alemania, Francia, Reino Unido y los Países Bajos. En la estela de estos inversores, vemos que otros países y empresas europe@s también aumentaron sus inversiones en China, aunque con (mucho) menos intensidad.
Para explicar el flujo continuo de inversiones hacia China, y por qué destacan algunos actores en particular, el informe apunta a un efecto lock-in: las inversiones grandes provienen muchas veces de empresas que hicieron grandes apuestas en el pasado por China y ahora siguen invirtiendo y desarrollando sus sedes en China para salvaguardar el valor de inversiones pasadas. Además, hace entrever que -a pesar del slowdown que sufre la economía china, su posible recesión y el hecho de que las perspectivas de crecimiento son mejores en países próximos- muchas de las plantas que fueron levantadas en su día venden buena parte de lo que producen dentro del mercado chino. Con lo cual: son activos que se crearon para servir el mercado in situ (“market-seeking Foreign Direct Investment/FDI”, y no tanto para producir (“production-factor seeking FDI”) y exportar su output.
Desde hace algún tiempo se habla del concepto o de la estrategia “China plus one” que lleva a empresas con implantación o compras en China a considerar a otros países asiáticos para futuras inversiones y/o para robustecer c.q. crear redundancia en sus cadenas de suministro. De esta manera se diversifican riesgos y oportunidades, y se reduce la dependencia de proveedores chinos y/o el mercado chino. Aunque siempre ha habido empresas que en lugar de asentarse en China y/o abastecerse con inputs chinos se establecieron en otros países asiáticos y/o entablaron relaciones con suministradores de allí, China ha funcionado para muchas empresas occidentales como el one-stop-shop donde encontraron todo lo que necesitaban.
Ahora bien, dado que los costes de producir en China están subiendo constantemente y la demanda interna se ralentiza, la idea de “double sourcing” o “multiple sourcing” y de diversificar mercados al nivel de países asiáticos está despertando más interés. Sin embargo, a día de hoy esta estrategia no se hace notar todavía tanto sobre el terreno. Es más una sub-corriente que un movimiento mainstream. Veamos, por ejemplo, los valores anuales de IED en el siguiente cuarteto de países asiáticos (fuente: UNCTAD):
Estos datos indican que lejos de estar ante un proceso-trasvase de la IED en China hacia otras economías asiáticas, el gigante asiático sigue siendo el principal destino de las inversiones extranjeras en Asia Oriental.
Como tal, no parece que apostar por “China” versus los países “plus one” sea un trade-off que se hace simplemente en función de previsiones de crecimiento en un lugar u otro (por ejemplo: India y Viet Nam muestran mejores previsiones). Incluso si nos fijamos en las perspectivas de PIB para los respectivos países (y tomando en cuenta de que India va a poder acercarse a China tanto en cuanto a población como PIB en un plazo medio), no parece que esto funciona como un predictor de la IED en los países “plus one” por el momento.
Con lo cual, hay otros factores que siguen propulsando la IED hacia China en la actualidad. Pensamos en: nivel de formación de mano de obra industrial después de tantos años de desarrollo, presencia de cadenas de suministro para una gran variedad de sectores, y el estado y funcionamiento de su infraestructura terrestre y marítima.
De cara al futuro, es más que probable que las empresas europeas irán articulando sus bases en otras partes de Asia, pero con todo lo que han invertido (unas mas que otras) en China, tampoco querrán desmantelar lo construido allí. En otras palabras: tienen interés en adoptar una estrategia defensiva vis-à-vis sus activos chinos. De hecho, esto también puede ser un motivo por el cual muchas empresas tampoco están locas para aplicar maniobras del tipo “backshoring” y repatriar sus actividades asiáticas hacia Europa.
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