Artículo publicado en El Correo (23/05/2023)
Están pasando cosas predecibles y otras no tanto. Las encuestas siguen anunciando una elevada abstención y apuntan hacia un récord de falta participación en unas elecciones locales en Euskadi. Por otro lado, se vuelve a reforzar la imagen de tres planetas sociológicos muy diferentes en Bizkaia, Álava y Gipuzkoa. En Bizkaia, el primer partido dobla al segundo y las mayorías absolutas están al alcance de un partido hegemónico, algo muy inusual en un escenario de oferta multipartidista. Gipuzkoa sigue caminando hacia un escenario igualado en el que el proyecto de EH Bildu es competitivo y puede disputar el primer puesto al PNV. Y en Vitoria, un puñado de votos pueden decidir la futura alcaldesa. De fondo, la victoria del PNV a nivel de la CAV no admite dudas.
Imagino que no somos muchos los que estamos siguiendo los debates entre candidatos a alcaldesas y diputados forales. Y es una pena porque más de uno se sorprendería de la calidad de nuestros representantes locales. El ruido de la polarización artificial manufacturada en Madrid no ha penetrado en el discurso que nuestros candidatos usan cuando tienen que debatir con el adversario político. He visto por lo menos un debate de cada uno de los tres territorios históricos y no hay ningún candidato que dé vergüenza ajena. La mayoría habla con educación sin dejar de defender su visión diferente sobre cómo hacer las cosas a nivel local y foral. Sí, los candidatos hablan de cosas que preocupan a los ciudadanos y sobre las que tienen competencias, como la vivienda, la seguridad, las residencias de ancianos o el transporte público. Pero los debates locales y forales son como una película de culto que las filmotecas programan para una minoría exquisita donde no se pueden comer palomitas. Y la gente consume política de otra manera y en otro formato y es más probable que haya escuchado la última barbaridad de cualquier impresentable de la política nacional que la propuesta de su candidato local.
La gran variedad de oferta y la fragmentación partidista da más poder a los ciudadanos con su voto individual. Según están las encuestas en Euskadi, en Bizkaia o en Bilbao puedes ir a votar con la esperanza de que tu voto sirva para que el PNV consiga la mayoría absoluta y pueda sacar adelante todo su programa electoral sin pactar con nadie, o puedes ir a a votar a cualquiera de los partidos que tienen representación para evitar que esto ocurra. En Vitoria, tu voto puede decidir ni más ni menos que el ganador de las elecciones y la que será la próxima alcaldesa. En Gipuzkoa, puedes con tu voto cambiar el gobierno o ayudar a que no haya un cambio.
Se ha producido un mar de fondo de preocupación por la abstención que está mal enfocado. Lo importante no será si han votado el 55% o el 60%. Lo importante para la democracia es que los que hayan ido a votar se parezcan a los que no han ido. Para que determinados grupos de la sociedad no decidan por lo demás. Por eso es importante transmitir la utilidad de votar, que el reparto del poder todavía está en juego y que tenemos una representación local y foral en Euskadi lo suficientemente digna y educada para acercarnos a las urnas a decidir.
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