Artículo publicado en Empresa XXI (15/05/2023)
Si os comentaba en el último artículo de la necesidad de personas que se comprometan con las empresas, en el de esta quincena nos vamos a quedar en la primera parte del enunciado, la necesidad de personas. Las empresas no encuentran profesionales (comprometidos o no…).
La demografía es una maquinaria lenta, pero implacable. Llevamos más de una década hablando de que iba a llegar la jubilación de la generación del Baby Boom, y también de que las cohortes los últimos años se han venido estrechando de forma dramática. Pero como la década no ha parado de darnos sustos (Lehman Brothers, deuda soberana, pandemia, Ucrania…), la demanda de empleo ha estado regular y nuestra atención, distraída en otras cosas.
No estamos solos en este problema. Alemania por ejemplo enfrenta también esta grave escasez de mano de obra, especialmente de trabajadores cualificados, lo que está afectando ya a muchas empresas, y la Asociación de Cámaras de Industria y Comercio Alemanas advierte que el problema está empeorando. El tejido de pequeñas y medianas empresas alemanas y las grandes marcas de la industria también acusan la penuria de efectivos. Se estima que en 2035 faltarán en Alemania siete millones de trabajadores cualificados, y se necesitarán 400.000 trabajadores extranjeros al año durante la próxima década para cerrar la brecha.
Otro ejemplo relevante es Canadá. A principios de noviembre del año pasado, el gobierno federal anunció un agresivo plan para acoger a 500.000 inmigrantes al año hasta 2025, lo que sumaría un total de 1,5 millones de nuevos migrantes. Para hacerse una idea de lo que supone esta cifra, Canadá recibiría cada año un número de residentes permanentes ocho veces mayor -por poblaciónque
Reino Unido y cuatro veces más que su vecino del sur, Estados Unidos.
No recojo estos casos para que nos sirva de consuelo, sino para que nos demos cuenta que el tema es más complicado todavía… La competencia por el talento se está empezando a convertir en una batalla a brazo partido por conseguir atraer personas, en todas las categorías y cualificaciones profesionales.
Compiten los países, compiten las ciudades, compiten las empresas. Compiten por entorno agradable y seguro para vivir, compiten por nivel salarial, compiten por políticas de conciliación, compiten por capacidad de acogida y respeto a la multiculturalidad. Tratan de parecerlo, además de serlo, y lanzan estrategias de comunicación de todas estas cosas para ir generando una imagen de marca atractiva.
Así que deberíamos también ponernos las pilas porque si, además de tener pocas personas, van a estar tentadas por ofertas agresivas de otros territorios, el problema se puede agravar todavía más en los próximos años.
Tenemos fortalezas, que deberíamos potenciar, y debilidades, que deberíamos corregir. En todo ello es importante sumar, porque se trata de un ámbito muy transversal. Sumar iniciativa pública y privada, sumar empresa y sistema educativo, sumar a la sociedad civil para que tome conciencia de un problema que puede llegar a condicionar nuestra prosperidad…
Es condición necesaria, pero no suficiente, que se flexibilicen las leyes migratorias y los procedimientos de visa para facilitar la entrada y el trabajo de profesionales extranjeros. Pero es preciso, además, establecer políticas y programas que apoyen su adaptación, con servicios de orientación a la medida. Es también importante desplegar campañas publicitarias y tener una presencia activa en las ferias de empleo internacionales. Y no ayuda tener tantas marcas como tenemos ahora, porque cuando compites globalmente es mejor apostar por una, que tratar de impulsar siete…
Se podrían también ofrecer incentivos fiscales y otros beneficios a las empresas que contraten trabajadores de otros territorios y trabajen en fomentar su integración en el mercado laboral local.
En definitiva, atraer a trabajadores extranjeros requiere de un enfoque estratégico y también de un profundo cambio cultural: la apertura y flexibilidad del territorio para acoger a estos profesionales es un aspecto crítico, y no podemos dar por sentado que seremos acogedores y respetuosos con la diversidad, si no nos aplicamos a ello. Ya decía Drucker, la cultura se come la estrategia para desayunar…
Otros lo están haciendo ya, así que no deberíamos perder mucho tiempo…
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