Artículo publicado en El Diario Vasco (26/09/2023)
El Banco Central Europeo (BCE) ha alertado recientemente sobre la contribución de los beneficios de las empresas a la inflación (pincha aquí para el Boletín Económico del BCE y aquí para la contribución más detallada sobre este hecho). Uno de los métodos habituales para analizarlo suele ser fijarse en los beneficios unitarios, de forma análoga a los costes laborales unitarios, que suele implicar compararlo con el PIB. Así, se puede analizar la evolución de los precios medios de la economía a través del deflactor del PIB (el otro gran índice de precios es el IPC o Índice de Precios de Consumo, que generalmente suele tener un comportamiento similar):
La intuición es que si los salarios y los “beneficios” (técnicamente, el excedente bruto de explotación y la renta mixta bruta de los autónomos) crecen conjuntamente un 3% y el PIB real (la producción física, habiendo descontado ya la inflación) también crece un 3% entonces los precios medios no varían, esto es, “crecen” un 0%. Así, en la medida en que los salarios y los beneficios crecen por encima del PIB real aumentarán los precios medios, y viceversa.
Aprovechando esta relación el BCE ha calculado a qué se ha debido al aumento de los precios en la Eurozona. El Gráfico 1 muestra la contribución de cada elemento al aumento de precios en términos porcentuales anuales. Así, el deflactor creció un 6,2% en el primer trimestre de 2023 (de un 5,8% en el cuarto trimestre de 2022). A su vez, los beneficios unitarios (representados en verde) y los costes labores unitarios (representados en amarillo) contribuyeron cada uno de ellos a la mitad del aumento aproximadamente el último trimestre, pero supusieron casi el 60% en los últimos tres trimestres, cuando su participación en la renta se suele situar cerca del 42%. La contribución de los beneficios unitarios se mantiene alta comparada con trimestres anteriores, debido probablemente a desequilibrios entre demanda y oferta en algunos sectores y que las empresas tengan un entorno favorable para poder trasladar sus aumentos de costes o mayores márgenes a precios de venta más altos. Parece que la presión salarial es alta también.
Gráfico 1: El deflactor del PIB y los factores que contribuyen a su aumento en la Eurozona (porcentajes anuales).
Fuente: BCE.
El futuro más próximo sugiere que tanto las subidas de los precios como las de los salarios se van a ir ralentizando. En efecto, se prevé que el IPC armonizado de la Eurozona disminuya del 8,4% en 2022 a 5,6% en 2023, 3,2% en 2024 y 2,1% (las previsiones del Banco de España para España son mejores). Sin embargo, la decisión más reciente del BCE de seguir subiendo el tipo de interés oficial hasta el 4,50% implica que va a costar lo suyo, especialmente en términos de producción y empleo.
Veremos.
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