Los sindicatos deberían apoyar la recuperación de la dimensión económica del país, necesaria para garantizar las políticas sociales
Artículo publicado en El Correo (13/10/2023)
Diferentes medios de comunicación nos hablan de un ‘otoño caliente’ en Euskadi, alertando sobre la ola de huelgas que se avecina para las próximas semanas, especialmente en el sector público. Llama la atención esa conflictividad anunciada, que creo los ciudadanos podemos no entender dadas las mejores condiciones económicas del sector público vasco, tanto frente al resto de comunidades del Estado como del sector privado.
El lehendakari, hace algunos días, en un foro de empresa en Bilbao, decía parafraseando a Idoia Mendia que el dato «mata al relato» y nos recordaba el importante esfuerzo que se venía haciendo en Euskadi en los servicios públicos. Así, nuestro gasto medio por habitante y año en sanidad es de 1.990 €, frente a 1.539 € del Estado. En el caso de la educación, los importes son 1.426 € y 1.029 €, respectivamente. Cifras en ambos casos que, igualmente, comparan muy bien con los datos a nivel europeo, en un contexto en el que habría que recordar las palabras de Angela Merkel en 2016 cuando advertía de que Europa suponía el 7% de la población del mundo y el 25% del PIB, pero el 50% del gasto social. La conclusión empírica es que en Euskadi nos encontramos en una de las zonas geográficas del mundo de mayor nivel de atención social.
Este gasto en servicios públicos se materializa, además de en la inversión en instalaciones, en ofrecer a nuestros funcionarios un nivel salarial por encima de la media de la Administración General del Estado, en porcentajes que van del 25% al 53%, según el grupo y nivel laboral (datos de CSIF). Adicionalmente, los salarios medios en el sector público superan a los del sector privado (en más del 30% según datos del INE) y han crecido también más en los últimos años. Tenemos que recordar que el trabajo en el sector público tiene la garantía de estabilidad para toda la vida, mientras que en el privado está sometido a la evaluación del desempeño del trabajador y a la viabilidad de la empresa en un mercado competitivo.
Todo ello, pese a las dificultades que hemos padecido. En el reciente acto del 40 aniversario de Confebask se recordaba el enorme daño causado por el terrorismo de ETA a las empresas vascas durante décadas; pero, como apuntaba también el lehendakari en su conferencia referida, hemos sido «resilientes» y se ha podido mantener un alto nivel de servicios sociales, que se refleja en las cifras antes citadas.
Es por eso muy difícil de entender que Euskadi presente losmayores niveles de conflictividad laboral de todo el Estado (en 2022 concentramos la mitad de todas las huelgas en España y la mayor pérdida de horas trabajadas) y que desde sindicatos como ELA se anuncien conflictos en el sector público vasco, o que algunos partidos de la oposición al Gobierno refuercen esa postura y contribuyan a endurecer la situación.
Quizá sea pertinente, a riesgo de repetirme sobre lo comentado en artículos anteriores, recordar a estos agentes sociales la realidad macroeconómica vasca. De acuerdo a diversos estudios (Consejo General de Economistas 2021), nuestra comunidad autonóma sufrió la mayor pérdida de PIB relativo de todo el Estado en las últimas cinco décadas, un 24%; y una pérdida de capital invertido (stock de capital) en ese periodo (informe del IVIE-BBVA) del 43%, también la mayor de toda España. Lamentablemente, la enorme caída de inversión debida a las décadas de terrorismo nos pasó esa importante factura. No hay ningún otro caso tan grave en toda Europa. Pese a esa compleja situación, la acertada gestión de las administraciones públicas vascas permitió mantener un alto nivel en los servicios sociales.
La mala noticia es que no hemos podido aún revertir la situación. Así, en los últimos diez años el PIB del País Vasco ha crecido menos que el del Estado, un 11,8% frente al 14,9%; y mucho menos que otras comunidades como Madrid (18,2%) o Cataluña (15,3%). Adicionalmente, y de acuerdo a un reciente informe publicado también en este medio, el aumento del empleo en el sector privado en Euskadi en los últimos cinco años ha sido el menor de España, un 1,8%, frente a la media del 6,2%, y se situa lejos del de comunidades como Valencia o Madrid (8,8% y 9,3%, respectivamente).
Desconozco el ‘modelo de país’ que tienen en mente los que anuncian un ‘otoño caliente’ en Euskadi; pero lo que necesitamos, a la vista objetiva de nuestra situación, es un trabajo conjunto con el Gobierno y otras instituciones que nos ayuden a salir de la débil situación que tenemos y que garanticen nuestro futuro. Lo que en ningún caso procede es echar leña al fuego.
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