Su colaboración es fundamental para un plan de impulso económico de Euskadi.
Artículo publicado en El Correo (28/11/2024)
Los sindicatos desempeñan un papel crucial en la economía de los países occidentales. Aportan la capacidad de negociar la mejora de salarios y condiciones laborales, y contribuyen de esa forma a una distribución más equitativa de la riqueza. En ese papel, la clave del éxito de su acción es el equilibrio. Joseph Stiglitz, Nobel de Economía en 2001, destaca además que los sindicatos ayudan a contrarrestar algunos erroresdel mercado.
Veamos el caso vasco. Un trabajo de investigación publicado en la revista ‘BJIR’, de la London School of Economics, titulado ‘Striking to Renew: Basque Unions’ Organizing Strategies and Use of the Strike-Fund’ (Huelga para renovar: estrategias organizativas de los sindicatos vascos y uso de la caja de resistencia) (Las Heras y Rodríguez, 2021), analizaba cómo las estrategias sindicales en el País Vasco habían redefinido las dinámicas de negociación colectiva y la acción sindical. El trabajo se centró fundamentalmente en los sindicatos ELA y LAB, e indicaba que habían formado un bloque de «contrapoder», más radical, frente a los sindicatos más inclinados al diálogo social: CC OO y UGT.
ELA y LAB han adoptado una estrategia basada, sobre todo en el caso del primero, en el uso recurrente de la llamada ‘caja de resistencia’. Este mecanismo fomenta la participación de los afiliados y fortalece la solidaridad confederal, atrayendo nuevos miembros. Estas tácticas han resultado en tasas de huelga excepcionalmente altas desde los años 2000, las más altas de España y Europa. Así, en el periodo analizado en el estudio (1990-2017), los días de huelga en Euskadi duplicaron la media española y multiplicaron por cuatro la conflictividad que tienen países como Francia o Italia, polarizando y dificultando significativamente las alianzas sindicales.
En las últimas cinco décadas la economía vasca ha sufrido un deterioro muy importante. En términos relativos, hemos perdido más del 45% de la inversión y del 27% de PIB, lo que ha supuesto una muy importante pérdida de tamaño. Adicionalmente hemos sufrido la deslocalización de muchas empresas y la pérdida de decenas de miles de empleos de alto valor. En los últimos cinco años, el empleo privado ha tenido el menor crecimiento de toda España, un 1,8%. Correlacionado con lo anterior, nuestra situación demográfica es muy preocupante, con un aumento de la población en las décadas citadas, del 3% frente al 28% del Estado. Esta situación compromete, sin duda, nuestro futuro y el mantenimiento y desarrollo de las políticas sociales.
Los premios Nobel de Economía de este año, Acemoglu, Johnson y Robinson, destacan el rol crucial de las instituciones inclusivas en el desarrollo económico sostenible. Según su investigación, estas instituciones fomentan la participación amplia en las decisiones políticas y económicas, fortaleciendo derechos como la propiedad privada y promoviendo la innovación. Aunque no abordan directamente el papel de los sindicatos, sus hallazgos implican que organizaciones como estas pueden ser fundamentales en sistemas inclusivos al representar a trabajadores y equilibrar las dinámicas de poder.
En una reciente conferencia en Bilbao del secretario general de UGT Euskadi, Raúl Arza, organizada por el Fórum Europa, el vicelehendakari Mikel Torres planteó la necesidad de la mesa de diálogo social y su confianza de que esta pueda «ampliarse y contar con la totalidad de los agentes sociales». Afirmó también que, tras la aprobación de la ley de empleo autonómica la pasada legislatura, ahora tocaba desarrollarla a partir del pacto social, que habían suscrito muchas entidades. Abogaba, adicionalmente, por la colaboración y trabajo conjunto de sindicatos y organizaciones empresariales, como parte vertebral de la acción.
Euskadi se encuentra hoy en una compleja, y lamentablemente desconocida para muchos, situación económica. No conseguimos atraer inversión y seguimos perdiendo tamaño. Este año nuestro PIB volverá a crecer bastante menos que la media estatal. En consecuencia, nos costará retener talento y nuestra demografía volverá a sufrir, con lo que pondremos en riesgo la capacidad de mantener nuestras políticas sociales. Nos encontramos en un círculo vicioso que ya dura demasiado tiempo.
Afortunadamente, desde la sociedad civil ya van surgiendo iniciativas, aunque aún están pendientes de su implementación. Podemos recordar las de Zedarriak (2022), Cebek (mayo 2024), Camarabilbao (mayo 2024) y Confebask (septiembre de 2024), que plantean pactos transversales para el crecimiento y desarrollo sostenible del país. La participación activa y equilibrada de los sindicatos será determinante. Así, Euskadi tendrá una oportunidad para mejorar su futuro.
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