Atraer capital estable es clave para generar puestos de trabajo y sueldos de calidad.
Artículo publicado en El Correo (20/02/2025)

Después de unas recientes declaraciones del vicelehendakari Mikel Torres, se ha suscitado el debate sobre la posible implementación de un Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en el País Vasco. Torres señaló que el SMI en Euskadi debería establecerse mediante un acuerdo entre sindicatos y empresarios. Por su parte, los sindicatos han propuesto la creación de una mesa específica para negociar un SMI propio, y han registrado iniciativas legislativas populares en los parlamentos vasco y navarro para impulsarlo en estas comunidades. Sin embargo, Confebask ha rechazado la iniciativa, argumentando que podría comprometer la competitividad y sostenibilidad de las empresas locales. El Gobierno vasco ha encargado un estudio para determinar una horquilla salarial adecuada, basándose en la realidad socioeconómica del país, y espera proponer una cifra antes del verano.
Sin entrar en el debate técnico, sí parece que, de acuerdo a diversos informes (Hiscox-KPMG, 2024; Banco de España, 2021; AIReF, 2020), una subida inadecuada del SMI puede tener incidencia en la pérdida de competitividad en algunos sectores, y también suponer pérdida de empleo e incremento de la economía sumergida. No obstante, en este artículo trataré de analizar la propuesta desde el marco de situación de la economía vasca y su capacidad de generar empleo, sobre todo de calidad, base sin duda para poder debatir, en su caso, sobre un SMI propio. Para ello es necesario ver nuestra capacidad de atraer inversión y crecer sólidamente.
Vayamos a los datos. En los últimos cuatro años, según el INE, Euskadi ha sido la comunidad que ha tenido el menor crecimiento de empleo privado de toda España. Aumentó un 1,8% en ese período, justo por detrás de Asturias (2%), muy lejos del crecimiento medio del Estado del 6,2%, y mucho más de crecimientos muy significativos como los de Madrid (9,3%) o la Comunidad de Valencia (8%). Por el contrario, ha sido muy importante, en nuestro caso, la creación de empleo público; en ese mismo periodo, creció un 17,7%. Aquí sí hemos estado cerca de la media (19,2%).
Nuestros malos datos de aumento de empleo privado tienen correlación con el pequeño crecimiento de nuestra economía. Tenemos que recordar que nuestro PIB viene creciendo, recurrentemente, menos que la media del Estado. Hemos perdido más de un 27% relativo en las últimas seis décadas, y el pasado año crecimos un 2,1%, frente al 3,2% del Estado. Las previsiones para este año son también menores, el 2% frente al 2,5%. Lamentablemente, estos pobres datos tienen que ver con los problemas estructurales de nuestro modelo económico, fruto de nuestra dura historia reciente, y que aún no hemos abordado.
La inversión en un área económica es lo que permite que se generen puestos de trabajo, y por lo tanto salarios. Desde hace años, la Fundación BBVA, con el trabajo del IVIE, viene facilitando los datos de España, desagregados también por comunidades autónomas. Se trata de los llamados ‘informes sobre stock de capital’. Hace poco se han actualizado los datos de la serie histórica que van desde 1965 hasta 2023. En ellos, Euskadi aparece como la comunidad autónoma con peor evolución, habiendo perdido un ¡¡52,5%!! de inversión relativa frente al conjunto del Estado. Si analizamos los datos más recientes de la evolución del capital productivo, vemos que, en los últimos diez años, este ha crecido en España el 10,2%, en Madrid el 19,4%, en Valencia el 12,4%, y en Cataluña el 9,3%. Euskadi, de nuevo, es la comunidad con menor crecimiento, con un 2,6%. Estamos, a mi juicio, en una situación económica compleja, quizás de ‘círculo vicioso’, que dificulta el mantenimiento y la creación de nuevos puestos de trabajo, y en especial los de buena remuneración. Algunos cierres de empresas, anunciados en las últimas semanas, tal vez son un síntoma.
En este difícil contexto económico, con la intensa pérdida de inversión sufrida en nuestra economía, creo que el foco y el debate sobre salarios debería tener otra orientación. Tendríamos que trabajar previamente por la atracción de inversiones y el desarrollo de nuestro tejido empresarial actual, para recuperar la dimensión económica perdida e incrementar el empleo. Hay que valorar positivamente iniciativas como la del nuevo Plan Industrial Vasco, que debería reforzarse con una propuesta más global que abarcara otros ámbitos. Tenemos los ejemplos de Portugal e Irlanda, que han conseguido atraer importantes flujos de inversión hacia sus economías, y han logrado, de esa forma, incrementar los salarios de modo importante. Quizás es el camino ideal para garantizar mejores salarios medios (no solo mínimos), también en nuestro caso. Ojalá nos pongamos a ello.
Leave a Reply