Artículo publicado en El Correo

Un suceso inesperado ha venido a sacudirnos los complejos: ahora, no solo podemos presumir de triunfos en el tenis, el motociclismo o el fútbol: también en la carrera de la economía se nos asigna una corona de laurel.
Nos referimos a una magnífica noticia, aparecida en el editorial del Financial Times (FT), del 28 de septiembre. Dice así el influyente rotativo británico: ‘Spain has become Europe’s standout economy’, o sea, ‘España: la economía que brilla en Europa’. Gran reconocimiento que, no obstante, precisa de las correspondientes precisiones, para aquellos que desean indagar más allá del titular.
Justo detrás de él, el subtítulo enfría el entusiasmo: «El auge económico asociado a la inmigración deberá ir unido a crecimientos en la productividad», un recordatorio que resta alegría a un título que la despierta a raudales. Y más adelante agrega: «Mientras el turismo y otros sectores van como la seda, si el Gobierno no respalda el acceso a una vivienda asequible y a los servicios públicos, la apertura a ciudadanos extranjeros podría evaporarse». También, en la frase de cierre: «Para seguir siendo un modelo a seguir, España debe transformar su inesperada bonanza demográfica en una prosperidad perdurable».
La columna encierra un doble mensaje: de un lado, el aplauso al progreso económico español, merecido, aunque circunstancial. De otro, la advertencia clara de que el motor de la inmigración, señalado como fortaleza número 1, será frágil sin políticas sociales sólidas y sin mejoras en la productividad.
El lado luminoso del diagnóstico se reserva a una nación que <<se ha convertido en un raro punto de luz en el panorama gris de la economía europea». El énfasis recae en el PIB: desde comienzos de 2024 la economía española crece a un ritmo medio del 3%, frente a poco más del 1% de la eurozona. La agencia S&P ha elevado la calificación de la deuda y el Banco de España ha revisado al alza su previsión para 2025, hasta el 2,6%.
No se aplaude la casualidad, sino una cadena de aciertos. El turismo ha recuperado el vigor perdido durante la pandemia: la tracción turística inyecta un 12% en el PIB, con 90 millones de visitantes en 2024, y previsiblemente 100 millones en 2025. A ello se suma una exitosa transición verde con abundancia de energía renovable a bajo coste, que atrae capital extranjero agrega el rotativo-.
El impulso decisivo, sin embargo, ha venido de la inmigración. Mientras otros países europeos levantan muros, España ha optado por una política más abierta. Desde 2022 registra un flujo neto de unos 600.000 inmigrantes anuales, en su mayoría en edad de trabajar. Esa afluencia ha elevado el empleo por encima de los 21 millones de afiliados, ha mitigado la escasez de mano de obra que lastra a muchos vecinos europeos y, al tiempo, ha dado nuevo brío al consumo interno. En 2023, el 70% del crecimiento poblacional procedió de Latinoamérica, favorecido por la lengua común y las redes familiares y sociales.
Ese conjunto de medidas es lo que el rotativo londinense define como resiliencia: España ha simplificado visados, ha abierto vías de regularización para indocumentados y ha llenado de trabajadores la hostelería y el sector de los cuidados.
En su informe, cita al FMI y a la OCDE, que urgen a España a reforzar la formación y las competencias (‘upskilling’) hacia sectores de mayor valor agregado-finanzas, tecnología, consultoría y así evitar la precariedad.
Pero también está la cara seria del diagnóstico. El Financial Times no oculta los defectos de la economía española: recuerda que el crecimiento per cápita apenas ha sido del 3,1% desde 2019. La inmigración en sectores de bajo valor añadido alimenta estas divergencias, y sin incentivos fiscales para las pymes o el capital riesgo, el país corre el riesgo de ser un tigre de papel. A ello se suma una tasa de paro estructural del 10,3%, con un desempleo juvenil que alcanza el 26%, difícilmente reversible sin una reforma educativa de gran calado.
La columna del diario británico no es exactamente lo que parece, aunque puede funcionar como un tentador elixir para el Gobierno de la nación. Manipularla sería hacerse trampas al solitario. El Financial Times lo ha expresado con claridad: cabe aplaudir el crecimiento, pero no se pueden esconder los serios déficits que aún nos acechan.
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