El estudio del ocio como experiencia personal y como fenómeno social nos obliga a emprender aproximaciones no solo multidisciplinares (Psicología, Sociología, Estética, Pedagogía, Comunicación, Ética, Filosofía, Historia, Geografía…) sino multimetodológicas. El empleo de técnicas estadísticas cuantitativas, aunque imprescindible para la exploración social y el rastreo de tendencias y hábitos culturales, deportivos, turísticos y recreativos de masas resulta insuficiente para conocer el componente vivencial del ocio: su experiencia.
A la hora de plantear una investigación que tenga como objeto de estudio la realidad subjetiva y personal (en sus dos facetas: la individual y la social) del individuo, la necesidad de emplear métodos cualitativos resulta, a día de hoy, cada vez más evidente.
El significado no se transporta, se re-crea (o re-produce). Este principio semiológico es clave a la hora de plantear cualquier estudio de la experiencia humana, pero especialmente en el caso de las experiencias de ocio, cuyas dimensiones, coordenadas e implicaciones (individuales y sociales) sólo se revelan en la vivencia, única y en gran medida intransferible, de la persona.
Tal vez el caso de dos investigaciones actualmente en desarrollo en el Instituto de Estudios de ocio sirva a modo de ejemplo de la problemática que aquí se plantea.
El primer caso se refiere al proyecto Artists´ Moving and Learning, del que ya se ha hablado en este mismo bloh, y donde se pretende explorar las conexiones entre las experiencias de movilidad internacional y los procesos de aprendizaje artísticos, profesionales y vitales de artistas de los sectores visual y escénico. En dicho proyecto el peso de los indicadores como la edad, la duración de la estancia en el extranjero o el nivel educativo de la persona entrevistada es mucho menor que el de los elementos más abiertos como la impersión personal del lugar, el establecimiento de redes sociales personales y profesionales o el impacto de la experiencia en los procesos creativos del artista.
Dicho de otro modo, las variables socioculturales y económicas sirven a un propósito clasificatorio inicial, mientras que las variables más cualitativas, donde es la misma persona entrevistada a que establece sus propias posibilidades de respuesta, responden a un objetivo más central en la investigación: el análisis del discurso del artista, y a través de dicho análisis a la exploración que de otro modo nos sería inaccesible.
Por otro lado, mediante la investigación de Las experiencias de ocio televisivas de distintas generaciones de vascoparlantes se pretenden conocer no solo las distintas relaciones que personas de distintos grupos de edad establecen con el medio televisivo y los textos que este produce y distribuye, sino la formulación de los discursos sobre dichas relaciones. Se pretende no solo conocer cómo y cuándo ven la televisión, variables cuantitativas -o cuantificables al menos- que siguen siendo necesarias a la hora de establecer al menos unas generalizaciones mínimas, sino conocer los procesos de construcción de sentido y de la expresión de su significado, y hacerlo de primera mano. » Helburua ez da euskal hiztunek telebista aurrean igarotzen duten denbora (noiz, non, zenbat, zenbat aldiz) ezagutu eta aztertzea edo konsumitzen duten edukia (zer, nola, zein kanaletan) analizatzea, baizik eta ikusleen diskurtsoa bera jasotzea. Esanguraren eraikuntza, zentzuzko aisiaren bizipena interesatzen zaigunez, ikerketa objektua soilik ikusleriaren berreraikitzetik, bizipenaren narrazioaren bitartez ezagutu dezakegu, pertsonaren baitan bakarrik ematen delako. Ikusleek telebista ikusteari ematen dioten garrantzia, zentzua, esanahia, haien hitzetatik bakarrik ezagutu dezakegu.»
La investigación cualitativa no puede ni pretende reemplazar la investigación cuantitativa. Son enfoques complementarios, focos distintos que alumbran aspectos diferentes, y que nos permiten, afortunadamente, conocer una porción mayor de la realidad humana.
Curiosamente, no somos los únicos preocupados por estas cosas. Como reza la cita de Erhardt Graeff que recoge Henry Jenkins en su blog «Confesiones de un aca/fan» hay cierta esperanza en que las nuevas tecnologías nos permitan también nuevas combinaciones metodológicas para la investigación social «One of our hopes for Web Ecology is a fusion of quantitative and qualitative approaches to studying social media phenomena. Our goal of constructing a scientific framework for tackling quantifiable data online is only possible when we recognize the cultural contexts. «
jaime says
Totalmente de acuerdo, Txabi. Hemos tenido que aceptar durante demasiado tiempo que el único conocimiento válido es el que dan los métodos cuantitativos. La investigación cualitativa quedaba relegada, en el mejor de los casos, a la poesÃa. Como si la poesÃa no fuera también, por otra parte, vehÃculo de conocimiento…
Afortunadamente, esto empieza a cambiar, y ya se percibe una atmósfera general que entiende que la medición sin interpretación no lleva a ningún sitio. (Más que nada, porque toda medida es ya interpretación.)
Como bien dices, creo que los Estudios de Ocio ofrecen aquà una perspectiva inmejorable y pueden aportar quizá una conciencia más clara de la necesidad de este cambio que comentamos. No por casualidad, me parece a mÃ: toca preguntarse qué relación tiene el auge del fenómeno del ocio con el cambio en la noción misma de experiencia y en los modos de aprehenderla.
Edu says
En lÃnea con lo que dice Jaime, siempre me resulta sorprendente el valor de objetividad y de verdad absoluta que le da la población en general a la cuantificación de los fenómenos, como si todo lo que supone una experiencia o fenómeno pudiese ser siempre cuantificable. Creo que los dos enfoque no solo se muestran complementarios, sino necesariamente complementarios para entender las personas y sus problemas, retos, experiencias.