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Conferencia de Wansee

El 20 de enero de 1942, destacados representantes del régimen nazi alemán se reunieron en una villa de Berlín para una reunión que pasó a la historia como la Conferencia de Wannsee, el único tema de la reunión era lo que los nacionalsocialistas llamaban la «solución final de la cuestión judía».

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maurreko@deusto.es

Profesora de la Universidad de Deusto

6 comentarios en “Conferencia de Wansee”

  1. Una referencia ineludible en relación a la Conferencia de Wannsee es el célebre libro «Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal», de Hannah Arendt. Ella dedica un capítulo a la conferencia y alude a que los participantes parecen estar más preocupados por los aspectos logísticos y administrativos de la «Solución Final» que por las implicaciones éticas y morales de sus acciones. De ahí su fulminante y famosa cita que dice: «la pura y simple irreflexión fue lo que le predispuso a Adolf Eichmann a convertirse en uno de los mayores criminales de su tiempo». Una irreflexión dada por la deshumanización de los judíos, vistos como parásitos de un pueblo que, siguiendo el cuarto discurso a la nación alamana de J. G. Fichte, desciende de las tribus germánicas pero con la característica distintiva de que mantuvo su lengua originaria, a diferencia del resto, que adoptaron elementos ajenos y extraños. Establecido el axioma del incalculable valor de ese pueblo primigenio y sus componentes, sumado además a argumentos biologicistas y religiosos, los episodios de segregación, persecución y aniquilación que se vieron estaban a pocos pasos.

    Sin embargo, la preocupación por los aspectos logísticos, visible en también en el tratamiento meramente numérico de «La cuestión judía» no era completamente homogénea. Arendt habla, en ese mismo capítulo, de como había judíos «prominentes», los cuáles, por características, a veces intelectuales y muchas otras socioeconómicas, no eran perseguidos de la misma manera, ya que podían acarrear más problemas exteriores al Tercer Reich. Huelga decir, una vez más, que las condiciones, especialmente materiales, son las determinantes en el destino de las personas. Arendt lo detalla así: «Se dice que el propio Hitler conocía a trescientos cuarenta judíos de «primera clase», a quienes había dado la condición de alemanes o concedido los privilegios propios de los medio judíos.»

    1. Arendt, H. (2000). Eichmann en Jerusalén: un estudio sobre la banalidad del mal (3.). Barcelona: Lumen.

      Fichte, Varela, Acosta Gómez, & Varela, María Jesús. (1988). Discursos a la nación alemana. Madrid: Tecnos.

        1. Aunque los «Discursos a la nación alemana» fueron publicados por el propio Fichte en 1808, la edición de la colección «Clásicos del Pensamiento» que yo cito, que es la que he leído, es de 1988. Está en el CRAI, accesible para cualquiera cuando lo devuelva.

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