Artículo publicado en Deia (13/11/2022)
He de reconocer que cuando llegó Bizum, no creí mucho en ello. Ahora, no solo debo reconocer que me equivoqué, si no que además incluso ha creado un lenguaje. “Hazme un bizum” o “bizumeame”, son designaciones metonímicas que cada vez se escuchan más. No hay acto social en cuadrilla que no produzca tarde o temprano la aparición de este servicio para transferencias de dinero utilizando el teléfono móvil de una persona.
En el primer semestre de este 2022, los pagos en comercios subieron hasta 6.100.000 euros. Se trata de un total de 338.000.000 de operaciones, 22 por segundo. Echen cuentas y a ver si recuerdan algún servicio financiero “independiente” que produzca tal volumen de actividad.
Cuando llegó Bizum rápidamente identifiqué el problema que resolvía: quiso ser el WhatsApp de la conexión con otras personas para enviar y recibir dinero. Sin fricción, fácil de usar. Sé que Bizum no es una app independiente de los bancos: colaboran para fomentar su utilización. Pero pensé que llegaría un momento en que los bancos lo frenarían. Quizás es que haya dado tanto en la diana de un servicio útil y efectivo, como para que sea difícil incluso para la banca plantear alguna alternativa.
Muchos y muchas se preguntan qué habrá hecho Bizum para acertar tanto y tan bien. Veamos qué puede ser.
¿Alguna vez te has frustrado porque tu proyecto on line (una tienda, una comunidad, una red social, etc.) no termina de arrancar? Muy probablemente. En internet, ante la facilidad de crear proyectos on line, es habitual confundir producto con utilización del mismo. Tener una tienda o una página web no te asegura ventas, y tener una red social, tampoco la interacción. Construir una comunidad on line es un tema apasionante, porque conjunta el comportamiento humano más básico (qué nos motiva a hacer qué) con las capacidades tecnológicas tan avanzadas de esta época. En este sentido, es muy interesante seguir el marco de trabajo que tiene el profesor de Stanford University BJ Fogg. Viene a proponer, a través de un modelo de comportamiento, que un producto o servicio digital, además de fácil de usar tiene que tener triggers o elementos de lanzamiento. ¿Qué son estos? Elementos que nos incitan a la acción. Un “empujoncito”, en terminología del Premio Nobel Thaler (ante una situación de elección, nos inclinamos antes por lo fácil que por lo adecuado). ¿Por qué triunfaron Facebook (y su “Me gusta”) o Twitter (y su “RT”)? Porque son fáciles de usar y están a mano para hacer uso de los mismos. Además, reflejan un comportamiento básico humano (el clásico “me gusta” de cualquier conversación). ¿Por qué un cupón en una revista física es un trigger menos exitoso? Porque requiere esfuerzo usarlo. ¿Por qué una muestra de comida en un supermercado es un trigger exitoso? Porque se usa rápido y el producto a comprar está al lado. Mantener las cosas sencillas, conecta más con las cuestiones más básicas del humano, ayudándole así a que haga algo.
Siempre pensé que WhatsApp podría ofrecer este servicio que ha sacado Bizum. Quizás por temas regulatorios no lo haya conseguido. Tenía la red ya montada. Imagínate poder enviar dinero a tus contactos a través de WhatsApp. Pero, claro, le faltaban las entidades financieras de respaldo. Y esto, creo que es justo la ventaja que tienen los bancos de toda la vida. Muchas veces se dice, con bastante confusión, que las nuevas empresas financieras van a arrasar con la banca. No lo creo ciertamente. Se trata de un sector, lógicamente, con mucha regulación y protección del consumidor. Estamos hablando de nuestros ahorros. Por ello, esta protección, por paradójica que parezca, puede ser precisamente su palanca de valor añadido. ¿Por qué no lanzan más proyectos como Bizum? Quién sabe.
¿Cómo va a evolucionar Bizum? No lo sé, quizás hasta los propios bancos están sorprendidos de su éxito como para poder trazar un plan de evolución.
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